LENGUAJE Y COMUNICACIÓN

por Alfredo Marinelli


Si no pudiéramos comunicar a los demás nuestros pensamientos, tampoco nuestro pensamiento podría ser correcto, puesto que pensar bien es ante todo pensar “en comunidad con otros”.            

Inmanuel Kant  


Considerando al lenguaje desde el punto de vista de la comunicación, el mismo adopta distintas formas de manifestación acorde a la función particular a la cual pertenece. Como ejemplo: nuestra función intelectual, puede expresar una idea determinada en lenguaje filosófico o científico, nuestra función emocional, puede expresar la misma idea en lenguaje religioso o poético, y nuestra función motriz, puede expresarla mediante rituales o danzas.

En nuestro lenguaje cotidiano utilizamos a las palabras como medio de comunicación oral, lo cual es un instrumento medianamente eficaz para comunicarnos sobre cosas que podemos ver, que podemos tocar y hasta acciones que podemos demostrar. Cuando pasamos a un nivel más complejo, cuando queremos hablar sobre cosas intangibles, como ideas, sentimientos o estados internos, aparece la complicación, queremos ser más explícitos y profundos, pero nos encontramos con que ninguna palabra parece expresar lo que nosotros necesitamos comunicar.

 A cada palabra se le puede dar muchos significados diferentes, según sea el conocimiento que la persona disponga y el complejo de asociaciones que opere en el momento del habla, solo nos queda esperar que el que escucha entienda las palabras que usamos, con el mismo significado que ellas tienen para nosotros. Generalmente nos sentimos impotentes al no poder transmitir o expresar con claridad y fidelidad algo que corresponde a nuestra vida interior. 

No tenemos presente que las palabras son solamente los símbolos de las ideas reales y no son las ideas mismas o la realidad a la cual ellas representan y tendrían que comunicar. Confundiendo el símbolo que es solo un vehículo, las palabras carecen de significado de objetiva semántica y, por lo tanto, están privadas de las energías que las raíces de éstas contienen.

Generalmente, las palabras son pronunciadas mecánicamente y como vehículo están vacías sin transportar nada, excepto la subjetividad de las mismas, basadas en la mecánica de la dualidad y la identificación. Así, al no diferenciar el símbolo, que es la palabra, de la idea-realidad, nos quedamos con las palabras, y aunque sabemos que las palabras no son las cosas o los hechos en sí, igual nos confundimos y engañamos. Semánticos como Alfred Korzybski ya han señalado que nuestras palabras, ideas y pensamientos son meros mapas de la realidad, no la realidad misma, porque «el mapa no es el territorio».

La mayoría de las veces -lamentablemente- lo que compartimos con el prójimo en nuestros coloquios cotidianos, como nuestras tendencias y opiniones, nuestras expectativas, dolores y satisfacciones, etc. tienen poca o ninguna implicancia ulterior en lo que al "Proceso de Transformación"1 se refiere.

Una de las funciones de los grupos de trabajo para una comunicación fehaciente, es el desarrollo de un lenguaje común, esto no es necesariamente aprender nuevas palabras, sino profundizar en el esclarecimiento del significado de las mismas. Con lo cual es posible dar un preciso significado a las palabras acorde con una idea central, o desde otro enfoque, un lenguaje cuya terminología incluya una indicación del punto de vista desde el cual se toma un concepto, y que también determine el centro de gravedad de ese concepto. La palabra comienza así a cumplir su verdadera función que es la de vehículo, se comienza a captar la idea y la fuerza energética que encierra cada palabra. 

En el lenguaje humano es imprescindible que el hablante relacione la palabra con un significado, y que a su vez ese significado sea percibido y comprendido por las demás personas; sin embargo, las palabras y frases que se refieren a nuestra vida interna, son usadas generalmente con descuido y bastante ligereza por sus posibles significados. 

Si bien en un principio es necesario consensuar algún significado, muchas palabras no pueden clarificarse en sentido literal, sino solo a partir de las experiencias internas a las que ellas se refieren. Cuando indagamos y compartimos lo experimentado, el significado de las palabras surge espontáneamente, y entonces las personas empiezan a entenderse entre sí, forjándose un eslabón que difícilmente pueda romperse.

El proceso de transformación implica la comunicación y, por lo tanto, el desarrollo de la habilidad de compartir a través de un idioma común, que se manifiesta como un derivado del auto-estudio y del intercambio de lo experimentado, en donde la claridad del significado de las palabras referidas a la experiencia interna es de trascendental importancia.

Todos tenemos un número bastante reducido de palabras que debemos comprender y esclarecer en su significado, si queremos tener éxito en comunicar las vivencias de nuestro mundo interno. Cada uno debe realizar su propia lista acorde a su idiosincrasia.

Como ejemplo las palabras: evolución, transformación, Dios, fe, amor, esperanza, conciencia, ser, atención, yo, individualidad, voluntad, ser, alma, sensación, sentimiento, decisión, presencia, percepción, pensamiento, sinceridad, comprensión, entendimiento, etc., etc., etc., necesitan de la clarificación del significado que colocamos en ellas.  Usamos todas estas palabras de manera bastante locuaz, pero muy raramente nos detenemos a profundizar lo que realmente ellas significan. Es casi sorprendente que tengamos algún pequeño éxito en nuestras comunicaciones referidas a nuestra vida interna. 

Tenemos dos métodos disponibles para construir un idioma por medio del cual podamos compartir con otros. Uno corresponde a la Primera Línea de Trabajo2, es la observación e indagación en uno mismo, donde la sinceridad juega un papel importante para no caer en el engaño de creer en cosas que en realidad no conocemos ni pudimos experimentar como si fueran verdades.

El otro corresponde a la Segunda Línea de Trabajo, es el interrogatorio mutuo y el compartir lo experimentado con otros. Los dos deben combinarse para obtener un significado de las palabras, con un enfoque claro para nosotros y para poder trasmitirlo.

El trabajo de clarificación de los significados es una disciplina real. Necesitamos estar seguros de lo que nosotros realmente deseamos y pensamos comunicar, y no meramente hablar sobre nosotros mismos, que es una cuestión muy diferente, evitando así, a toda costa, la introspección mórbida o el interés excesivo en uno mismo.  El interés debe dirigirse a entender el volumen de nuestra experiencia aislada, de la misma manera como un científico examinaría un compuesto químico complejo. Además, cuando discutimos los elementos de la vida interna con otros, debemos evitar inventar ideas que nosotros no podemos verificar. Los supuestos y las creencias, juegan un rol importante en la mayoría de nuestros diálogos.  

La clarificación de los significados debe estar basada en la comprensión, y ésta es algo que no se puede comunicar ni transcribir. Si esto fuese posible, el estudio de las enseñanzas espirituales o psicológicas sería muy simple, ya que bastaría con publicar una especie de diccionario o glosario y cada uno sabría todo lo que se necesita saber. 

Desde otro enfoque citando al Nuevo Testamento, Jesucristo dijo: “Mis palabras son espíritu y ellas son la vida”. Las palabras transmiten el poder psíquico o psicológico si este "Espíritu", como fuerza de acción, se encuentra impregnado en ellas a través de un significado consciente, producto de la comprensión de todo aquel que esté en el proceso de “Trabajo” sobre sí mismo.  

                                                                                                                            Alfredo Marinelli

-------0-------

1- Proceso de Transformación: Posibilidad para el ser humano de trascender su actual estado de condicionamiento mecánico, introyectado por el medio social y cultural, adquiriendo la capacidad de purificar sus percepciones para percibirse a sí mismo y al mundo en nueva manera, de forma tal que su actual experimentación deje de estar determinada por lo experimentado en el pasado.  

 

2- Líneas de trabajo:

1º Línea: Trabajo para sí mismo, comprende el estudio de uno mismo y de la enseñanza, para perfeccionarse en la medida de lo posible.

2º Línea: Trabajo con otros y para otros a través de las ideas de la enseñanza y de los aspectos factuales.

3º Línea: Trabajo para la enseñanza en sí y para toda tarea en el medio circundante de la vida, en donde el beneficio individual quede desafectado, sirviendo al propósito de la existencia en manera totalmente desinteresada.

Redactado por Alfredo Marinelli para el blog “Gurdjieff y Ouspensky - Estudio e Investigación”. Fuente de información: “Psicología de la posible evolución del hombre” de P. D. Ouspensky y “Transformation” de J. G. Bennett



No hay comentarios :

Publicar un comentario