G. I. Gurdjieff |
Acercarse G.I. Gurdjieff y a sus ideas por primera vez no es una tarea sencilla, paradójicamente
no es por desinformación -ya que en la actualidad, fundamentalmente a través de
un ordenador, podemos encontrar abundantes fuentes de información- sino por el
carácter ambivalente de la misma en relación con su vida, a su enseñanza y a la
interpretación de sus ideas, que a su vez, la mayoría de las veces, está condicionado
por el nivel de comprensión del ente transmisor. Como muchas de las posibilidades
del buscador van a estar también condicionadas por la impronta generada, la
cautela debe primar como actitud previa a todo ulterior discernimiento.
Más allá del
interés general, existe la “inquietud” individual. La misma es un valor esencial
de movimiento hacia la claridad y el entendimiento, lamentablemente, muchas
veces, la inquietud puede ser aplacada y tapada. Esto se genera mediante informaciones que
producen tendencias dualísticas de aceptación o rechazo, negación o afirmación,
es decir, se produce algún tipo de coloración interpretativa, en lugar de
generar material imparcial, aplicable mediante actitudes y ejercicios, a todo
lo concerniente para el proceso experimental de una posible transformación
hacia niveles de percepción más sutiles.
La entrada “Gurdjieff
y su Escuela” contiene material informativo e introductorio desde una
perspectiva o visión general, sobre sus datos biográficos, sus ideas y la faz
práctica de su enseñanza conocida como "El Trabajo" (haciendo alusión
al término utilizado en la Alquimia para la transformación y connotando el
“Trabajo sobre uno mismo”). El mismo
carece de excesivas aseveraciones o dualísticas apreciaciones, algo común en
los escritos realizados solamente a través de estudios intelectuales, que
generan palabras y clichés asociativos con lo que se intenta desarrollar o
presentar las ideas de Gurdjieff, diferenciando así a aquellos escritos realizados
desde la comprensión, lo cual involucra a alguien que ha trabajado con las
ideas y elevado su nivel de ser.
Este estudio y
las equilibradas reflexiones realizadas por Jacob Needleman va a generar la
inquietud en todo buscador serio, es decir ávido de significado y de
auto-trascendencia, de una mayor profundización en todo lo relacionado con Gurdjieff
y su enseñanza.
Jacob Needleman ha sido Profesor de Filosofía en “San Francisco State University” y director del “Center for the Study of New Religions at the Graduate Theological Union”. Estuvo profundamente involucrado con el “Trabajo de Gurdjieff” y la Fundación Gurdjieff de San Francisco.
Algunas de sus obras son:
“Lost Christianity” (El cristianismo Olvidado), “Money and the Meaning of Life”
(El dinero y el sentido de la vida), “The New Religions”, “A sense of the
Cosmos”, “Time and the Soul”, “Introduction
to the Gurdjieff Work”, “I am Not I”, y “¿What is God?”.
Alfredo
Marinelli
G. I. Gurdjieff y su Escuela
Gurdjieff nació
probablemente en 1866, de padre Griego y madre Armenia, en Alexandropol (Hoy
día Gumri), Armenia, una región donde las culturas Orientales y Occidentales se
mezclan y a menudo chocan entre sí. El medio ambiente de su niñez y
temprana adolescencia, mientras nos muestra una cultura patriarcal casi
bíblica, estaba a menudo marcada con elementos que no tenían nada usualmente
asociados con esas tradiciones culturales. El retrato que Gurdjieff dibujaba de
su padre, un Asokh, o bardo reconocido, sugiere alguna forma de participación
en una tradición oral que se remonta a un pasado lejano de la humanidad. Al
mismo tiempo, Gurdjieff hablaba de haber sido expuesto a todas las formas
modernas de conocimiento, especialmente la ciencia experimental, la cual
exploraba con una apasionada diligencia. La influencia de su padre, unida a la
de algunos de sus maestros tempranos, contrastaba agudamente con las fuerzas de
la modernidad que experimentó cuando niño. Este contraste, sin embargo, no es
fácil de describir, la diferencia no es simplemente la de antiguos vs. nuevos
patrones de conducta o distintas visiones del mundo, considero que realmente
esto está incluido. La impresión es más bien que esos “hombres notables” de sus
primeros años, manifestaron una cierta cualidad de presencia personal o Ser. Que
la diferencia vital entre los seres humanos es una cuestión de su Nivel de Ser,
llegó a ser uno de los elementos fundamentales en las enseñanzas de Gurdjieff y
que no es reducible a la psicología convencional, conductual o a las tipologías
culturales.
Encuentros con Hombres Notables muestra las jornadas juveniles de Gurdjieff, viajando a monasterios y escuelas de despertar en remotas regiones del Asia Central y el Medio Oriente, en búsqueda del conocimiento relativo al hombre, que ninguna religión tradicional o ciencia moderna podían ofrecerle. Las pistas de lo que Gurdjieff mismo encontró en esos viajes son hábilmente distribuidas a través de toda la narrativa, más bien que desarrollados en forma doctrinal. La presentación discursiva en forma de ideas son relativamente raras en el libro y están expuestas con una simplicidad engañosa, que sirve para retrotraer al lector al entretejido de las partes narrativas del texto. En las repetidas lecturas de Encuentros con Hombres Notables, se llega a la conclusión de que lo que Gurdjieff deseaba, era dirigir nuestra atención a la búsqueda en sí misma y que lo que deseaba proporcionar a Occidente, no era solamente una serie de nuevas declaraciones de lo que había sido llamado “la tradición primordial,” sino el conocimiento de cómo el hombre moderno podría conducir su propia búsqueda dentro de las condiciones de vida del siglo XX. Para Gurdjieff, como veremos, la búsqueda misma, cuando es conducida rectamente, surge como la principal fuerza espiritualizante en la vida misma, a la que un observador ha llamado “una búsqueda transformadora” más bien que “una búsqueda para la transformación.”
Gurdjieff
inició su trabajo como maestro en Rusia alrededor de 1912, en la víspera de la
guerra civil que derivó en la Revolución Rusa. En 1914 se reunió con el
filósofo P.D. Ouspensky y muy en breve después con el bien conocido compositor
Thomas de Hartmann. Ouspensky sería más tarde llamado a producir el libro “En
Busca de lo Milagroso – Fragmentos de una Enseñanza Desconocida” que fue
por mucho la mejor explicación sobre la enseñanza de Gurdjieff escrita por uno
de sus alumnos o cualquier otro fuera del mismo Gurdjieff, mientras De Hartmann,
trabajando en colaboración con Gurdjieff produciría la que sería llamada “La
música de Gurdjieff / de Hartmann”. Poco después la revolución se acercó a
ellos y el rompimiento inminente del orden civil comenzó a señalarse por sí
mismo, Gurdjieff y un pequeño grupo de sus alumnos más dedicados, incluyendo a
Thomas y Olga de Hartmann, efectuaron peligrosos viajes a Crimea y Tifflis.
Allí se unieron Alexandre y Jeanne de Salzmann, el primero un bien conocido
artista y diseñador teatral y la segunda una profesora del sistema de danzas
rítmicas Dalcroze, más tarde surgiría como la principal guía, bajo la cual la
enseñanza de Gurdjieff continuaría desarrollándose después de su muerte
ocurrida en 1949. Fue en Tifflis en 1919 que Gurdjieff fundó la primera versión
de su "Instituto Para el Desarrollo Armónico del Hombre".
El informe de Ouspensky y las notas de otros alumnos publicadas en 1973 bajo el título de “Perspectivas Desde el Mundo Real” (Views from the Real World), muestran que en el período de Moscú, antes del viaje fuera de Rusia, Gurdjieff articuló incansablemente un vasto cuerpo de ideas acerca del hombre y el Cosmos. Es apropiado aquí interrumpir la narrativa histórica con tal de resumir estas formulaciones, que desempeñaron un importante papel en el desarrollo subsiguiente de su enseñanza, aun cuando Gurdjieff cambió las formas exteriores y cierto énfasis interior en su trabajo directo con los alumnos. En una medida limitada, estas ideas arrojan luz sobre el desarrollo que vendría después, algunas de la cuales han dado lugar a innecesarias confusiones en la mente de observadores externos. Una advertencia, no obstante, es necesaria. Si en sus escritos Gurdjieff nunca buscó desarrollar un sistema filosófico, menos aún lo hizo en su trabajo directo con sus alumnos, se resistía de manera inmisericorde al papel de gurú, predicador o maestro de escuela. En Busca de lo Milagroso (In Search of the Miraculous) muestra con fuerza considerable, que Gurdjieff siempre dio sus ideas a los alumnos bajo condiciones diseñadas para romper la corteza de asociaciones intelectuales y emocionales que, según él enseñaba, apagan la mermada voz de la conciencia en el hombre. La exquisita y a menudo sorprendente precisión que poseía para irrumpir en esa cubierta -formas de comportarse con sus alumnos, que eran a la vez, chocantes, misteriosas, atemorizantes, mágicas, delicadamente gentiles, y omniscientes- permanece como uno de los principales factores, en torno a los que se han suscitado tantas leyendas y malentendidos acerca de Gurdjieff, además sería uno de los elementos de los que más se escribiría por aquellos que entraban en contacto con él y de mayor imitación en la era corriente de las “nuevas religiones.”
Las Ideas de Gurdjieff
Es bastante cierto que el sistema de ideas de Gurdjieff, es complejo y todo abarcante, pero debemos añadir inmediatamente que su formulación está concebida para señalar al hombre hacia un simple y central poder de aprehensión, Gurdjieff enseñaba que está meramente latente dentro de la mente humana y que es la única fuerza mediante la cual puede el hombre comprenderse a sí mismo en relación con el universo. En este sentido, la distinción entre doctrina y método, que es suficientemente clara en la mayoría de las más antiguas tradiciones espirituales, no se ha entendido aún enteramente en la enseñanza de Gurdjieff. La formulación de las ideas tiene en sí mismas sentido, al estar destinadas para tener una especial acción sobre el sentido de uno mismo y pueden, por tanto, ser consideradas como parte del método práctico. Esta característica de la enseñanza de Gurdjieff, refleja que éste percibía a la subjetividad como el centro de gravedad del hombre moderno; la característica de que la civilización moderna esté desequilibradamente orientada hacia la función del pensamiento. El sentimiento ilusorio del “Yo” del hombre moderno está construido en torno a sus pensamientos y, por lo tanto, de acuerdo con el nivel del alumno, las ideas mismas están destinadas a afectar este falso sentido del yo. Para Gurdjieff la influencia profundamente penetrante del pensamiento científico en la vida moderna, no era algo simplemente a ser descartado, sino que debía entenderse como el canal, mediante el cual, la verdad eterna debe primero encontrar su camino hacia el corazón humano.
El hombre,
enseñaba Gurdjieff, es una creación cuyo desarrollo está incompleto. Él no es
realmente un hombre, considerado cósmicamente como un ser único, cuya
inteligencia y fuerza de acción reflejan las energías de la fuente de la vida
misma. Por el contrario, el hombre, tal como lo encontramos, es un autómata,
sus pensamientos, sentimientos y acciones son poco más que reacciones mecánicas
a estímulos tanto externos como internos. No puede hacer nada. Por dentro y
derredor de él todo pasa, sin la participación de su propia y auténtica
consciencia. Pero los seres humanos son ignorantes de este estado de asuntos, a
causa de la penetrante influencia de la cultura y la educación, que imprime en
ellos la ilusión de seres conscientemente autónomos. Sintetizando el hombre
está dormido. No existe un auténtico Yo Soy en su presencia, en lugar de ello
existe un egoísmo, que enmascara a su auténtica identidad, y cuyas
maquinaciones, pobremente, imitan las funciones humanas normales de
pensamiento, sentimiento y voluntad.
Muchos factores
refuerzan este sueño. Cada una de las reacciones que proceden en la presencia
de uno, están acompañadas por un engañoso sentido del Yo; el hombre es muchos
Yoes, cada uno imagina ser el todo, y cada uno está aislado de la consciencia
de los otros. Cada uno de esos múltiples Yoes, representa un proceso
mediante el cual la energía sutil de la consciencia es absorbida y degradada,
un proceso que Gurdjieff llamó “identificación.” El hombre se identifica,
es decir, derrocha su energía consciente, con cada pensamiento, impulso y
sensación pasajera. Este estado de cosas toma la forma de un continuo
auto-engaño y una procesión continua de emociones egoístas, tales como ira,
auto-compasión, sentimentalismo y temor, que son de una naturaleza tan
profundamente dolorosa, que el hombre es constantemente impulsado a mejorar
esta condición mediante la interminable persecución del reconocimiento social,
placer de los sentidos, o la vaga e irrealizable búsqueda de la “felicidad.”
De acuerdo a Gurdjieff
la condición humana no puede entenderse separadamente, sin considerar a la
humanidad dentro de la función de la vida orgánica sobre la tierra. El ser
humano está construido para transformar energías de una naturaleza específica y
ni su potencial desarrollo interno, ni su difícil situación actual son
comprensibles separados de esta función. Por tanto, en la enseñanza de
Gurdjieff, la psicología está inextricablemente conectada con la cosmología y
la metafísica y aun en cierto sentido, con la biología. El diagrama conocido
como “El Rayo de Creación” proporciona una de las claves conceptuales para
visualizar esta interconexión entre la humanidad y el orden universal, y como
tal nos invita al estudio repetido desde una variedad de ángulos y etapas de comprensión.
“El Rayo de Creación” en la enseñanza de Gurdjieff:
Rayo de Creación |
El Absoluto es la fuente fundamental de toda la creación. Desde el Absoluto, el proceso de la creación cósmica se ramifica y desciende (involuciona), de acuerdo a una ordenada secuencia de complejidad y densidad en incremento, siguiendo la ley de octavas. El universo como una totalidad comprende incontables números de tales ramificaciones desde el Absoluto; este diagrama particular representa el “rayo” conteniendo nuestro planeta tierra.
En este diagrama, se amalgama la información trascendente acerca del universo, reunida por la ciencia y específicamente por las entidades cósmicas principales que la moderna observación astronómica han marcado, está arreglado en una forma coherente con antiguos principios metafísicos acerca de la posición actual de la humanidad en el esquema de la creación. El lector debe referirse a los capítulos 5, 7 y 9 de "En busca de lo Milagroso, Fragmentos de una Enseñanza Desconocida" para una explicación de este diagrama, pero el punto a enfatizar aquí es que, en el nivel más profundo, la mente y el corazón humanos están inmersos en una concatenación de influencias causales de enorme escala y magnitud. Un estudio del Rayo de Creación, aclara que los aspectos de la naturaleza humana mediante los que uno normalmente intenta mejorar su condición carecen de fuerza alguna, cualquiera que ésta sea, dentro de la red de influencias universales que actúan sobre el ser humano en la tierra. En esto consiste la ilusión fundamental del hombre, una ilusión solo intensificada por los mejoramientos tecnológicos de la ciencia moderna. El hombre es simplemente incapaz de aprovechar las energías conscientes para que pasen a través de él, que en el esquema cósmico, son las que poseen la energía real de la eficacia causal.
El hombre no hace
y no puede participar conscientemente en el gran orden universal, en vez de eso
es arrojado en masa para propósitos limitados a las funciones de la vida orgánica
sobre la tierra. Aún en esta esfera relativamente limitada -limitada, es decir,
cuando se compara con el destino latente del hombre- la humanidad se ha vuelto
progresivamente incapaz de cumplimentar su función, un punto que Gurdjieff
enfatizaba enérgicamente en sus propios escritos. Este aspecto del Rayo de
Creación -a saber, que el “destino de la tierra” está de algún modo ligado con
la posibilidad de la evolución interna del hombre y mujer individuales- resuena
con el sentido contemporáneo de las catástrofes planetarias inminentes.
¿Cómo deben cambiar los seres humanos este
estado de cosas y comenzar a beneficiarse de las energías conscientes
universales, que por naturaleza están destinados a absorber, pero que ahora
pasan a través de ellos sin transformarlos? ¿Cómo debe asumir
la humanidad su lugar adecuado en la cadena infinita del ser? Gurdjieff
responde a estos interrogantes, que realmente circunscriben el propósito
central de su enseñanza, a saber, que la vida humana en la tierra puede ahora
ubicarse en un punto clave de transición, comparable quizás al de la caída de
las grandes civilizaciones del pasado y que el desarrollo del ser total del
hombre (en lugar de una u otra de las funciones del hombre por separado), es la
única cosa que puede permitir al hombre, pasar por esta transición de una
manera digna para el destino humano.
Pero mientras que
el descenso de la humanidad tiene lugar en masa, el ascenso o evolución es
posible solo dentro de lo individual. "En Busca de lo Milagroso"
presenta una serie de diagramas que tratan con las mismas energías y leyes que
el Rayo de Creación, no únicamente como una escalera cósmica de descenso, sino
también en su aspecto evolutivo dentro del individuo. En estos diagramas,
conocidos colectivamente como el Diagrama de Alimentación, Ouspensky explica
con cierto detalle, como Gurdjieff consideraba las transacciones de energías
dentro del organismo humano individual. Como en el Rayo de Creación, el
Diagrama de Alimentación organiza los datos de la ciencia moderna, en este caso
la ciencia de la fisiología, de una manera que incluye estos datos naturalmente,
dentro de la inmensamente vasta escala de antiguos principios metafísicos y
cosmológicos antiguos.
Nuevamente, se
remite al lector al libro de Ouspensky, el punto es que la humanidad puede
empezar a ocupar su lugar dentro de la gran cadena del Ser solo mediante un
trabajo interior, con las específicas energías intra-psíquicas, que
corresponden a las energías superiores en el orden cósmico y que dentro de las
energías del ser humano individual, pueden subsumirse bajo el término general
de atención.
Los múltiples
niveles de atención posibles para el hombre, los más elevados e incluyendo una
atención que en las enseñanzas tradicionales ha sido denominada como Espíritu.
Están catalogadas aquí junto a un continuo dinámico y vertical, que abarca
desde el nivel de alimentación biológica que requerimos los humanos para
nuestros cuerpos físicos, hasta la sustancia incomparablemente más fina que
requerimos para el crecimiento interior del alma. Esta sustancia más fina que
el hombre requiere para el crecimiento interior del alma es llamada “el
alimento de las impresiones,” una frase aparentemente práctica, que
eventualmente define la única obligación cósmica del hombre, que es
potencializar constantemente y en todo, el trabajo en el desarrollo dentro de
sí, de los atributos divinos de devoción a Dios y del Conocimiento Objetivo de
lo real.
"El
Diagrama de Alimentos" en la enseñanza de Gurdjieff:
La culminación de
una serie de diagramas que ilustran la forma en la que diferentes calidades de
energía son asimiladas y evolucionadas (siguiendo la Ley Octava) en el
organismo humano. Este diagrama representa las transacciones de energía en un
momento de auténtica consciencia.
El Rayo de Creación y el Diagrama de Alimentos, son unos conceptos extraordinarios, que forman solo una pequeña parte del cuerpo de ideas contenidas en la obra de Ouspensky "En Busca de lo Milagroso - Fragmentos de una Enseñanza Desconocida". Son citadas aquí como ejemplos de cómo Gurdjieff no solamente restableció las antiguas enseñanzas perennes en un lenguaje adaptado a la mente moderna, sino que también proporcionaba a estos antiguos principios algo de tan colosal originalidad, que sus seguidores detectaban en su enseñanza, los signos de lo que en la terminología Occidental podía designarse como una nueva revelación.
Sin embargo, como fue enunciado anteriormente, la interconexión orgánica de las ideas contenidas dentro de "En Busca de lo Milagroso" está comunicada no principalmente mediante argumentos conceptuales, sino como un gradual desarrollo de lo que Ouspensky experimentó como una extensión de lo que surgía dentro de él como agente de unidad interior, que Gurdjieff llamaba “el Yo real,” cuya activación demandaba de Ouspensky un trabajo de rigor y destrucción del ego bajo la guía de Gurdjieff y las condiciones de grupo que creaba para sus discípulos. Cada una de las grandes ideas en el libro conduce a las demás. El Rayo de Creación y El Diagrama de Alimentos son inseparables de la enseñanza de Gurdjieff acerca de la ley fundamental de las tres fuerzas y la ley de desarrollo séptuple de energía (la Ley de Octavas), y la interrelación de estas leyes como está expresada en el símbolo del Eneagrama.
La reflexión de
estas ideas en el Hombre es inseparable de la enseñanza de Gurdjieff acerca de
la división tripartita de la naturaleza humana, los tres “centros”, el de la
mente, el de los sentimientos y el del cuerpo, y la descripción asombrosa de
cómo estructuró Gurdjieff las condiciones del trabajo de grupo, es inseparable
de la idea de su trabajo como una manifestación del Cuarto Camino, un sendero
espiritual distinto de los senderos tradicionalmente conocidos y denominados
como “el camino del faquir,” “el camino del monje,” y “el camino del yogui.”
La noción del Cuarto Camino es una de las ideas de Gurdjieff que han capturado
la imaginación de la gente contemporánea y han proporcionado, además, un nuevo
significado a la idea del esoterismo mismo. El significado de esta idea es
quizá mejor visualizado resumiendo la relación de la vida de Gurdjieff,
prestando especial atención a las condiciones de trabajo que creo para sus
alumnos.
Las bases mismas
de los escritos de sus enseñanzas, serán expresadas más tarde. Pero primeramente,
debo insistir, que el diagnóstico de la condición humana que Gurdjieff
proporciona y los medios para la regeneración humana giran alrededor de la
calidad y el nivel del ser del hombre. Este aspecto central de la misión
de Gurdjieff y su persona, parecen quedar empobrecidas con su descripción en
palabras. Las ideas cosmológicas son solamente una indicación de que lo que
existe en este problema, que es un nivel de consciencia y energía dentro del
hombre y el universo desconocido a la psicología moderna.
Existe una particular “atmósfera” Gurdjieffiana en sus propios escritos, y en
la mayoría de las descripciones del trabajo con sus alumnos, que evoca en
algunos lectores el mismo sentimiento general y la intuición intelectual que
acompaña esas experiencias únicas en la vida, cuando el sentido total de uno
mismo, incluyendo el sentido de la religión propia de cada uno se descompone e
irrumpe el sentido de misterio, es cuando durante un momento experimentamos un
vacío innombrable y un profundo silencio.
La enseñanza de
Gurdjieff puede quizá entenderse como una jornada, un viaje dentro y más allá
de ese silencio junto con y por medio de la demanda de atender la vida
ordinaria de cada uno de nosotros tal como somos. En cualquier caso el aspecto
central de su enseñanza, explica en parte, porque en un determinado nivel no
son posibles comparaciones de su enseñanza con la de otras tradiciones
espirituales, mientras que en un nivel más profundo sus ideas están siendo
proclamadas por algunos activistas seguidores de todas las tradiciones y
negadas por otros como espiritualmente inválidas. El punto es que esta
“atmósfera” especial, representa y manifiesta al ser y llama a aquello en una
persona que anhela “algo”, que no es posible encontrar bajo las más “conocidas”
formas de religión, ciencia, psicología u ocultismo.
Después de un breve periodo en Constantinopla, Gurdjieff y su grupo de alumnos
iniciaron su periplo a través de Europa y finalmente se establecieron en
Francia, donde en 1922 fundó su Institute for the Harmonious Development of Man
(Instituto para el Desarrollo Armónico del Hombre) en el Chateau du Prieuré en
Fontainebleau cerca de Avon, en las afueras de París. El breve, e intenso
período de actividad en el Prieuré ha sido descrito en numerosos libros, pero
para aquellos familiarizados con tales acontecimientos, las instalaciones y
actividades cotidianas en el Prieuré, aún provocan asombro. Fue durante este
período que Gurdjieff desarrollo muchos de los métodos y prácticas de trabajo
de grupo, que han tomado un papel principal en el trabajo de los alumnos de
Gurdjieff a través del mundo actual, incluyendo muchos de los movimientos o
danzas sagradas que él reconstruyó, sobre la base de su experiencia iniciática
en monasterios y escuelas de despertar en Asia y Levant.
Todos los rigurosos
informes de las condiciones creadas por Gurdjieff en el Prieuré,
dan la impresión de una vida comunitaria que vibra con la búsqueda inflexible
de la verdad, abarcando todos los aspectos de la naturaleza humana, demandando
trabajo físico, interacciones emocionales intensas, y el estudio de un vasto
rango de ideas acerca de la humanidad y el mundo universal. Estos
acontecimientos hablan invariablemente del encuentro con uno mismo que tales
condiciones hacían posible y la experiencia de identidad que acompañaba este
encuentro.
El Prieuré atrajo
muchos artistas y figuras literarias de América e Inglaterra, muchas de ellas
eran enviadas por P. D. Ouspensky, quien durante esa época había roto con
Gurdjieff y estaba conduciendo su propio grupo en Londres. Con respecto a su
ruptura con Gurdjieff, que es descrita con forzada brevedad en "In
Search of the Miraculous" (En Busca de lo Milagroso), y dejando para
más adelante una discusión indagadora sobre el alumno más avanzado de la
escuela de Gurdjieff, existen muchas indicaciones de que en el nivel más
profundo, Ouspensky mantenía una conexión espiritual con Gurdjieff tan próxima
que un observador cercano ha señalado:
En una época tan temprana como 1918… Ouspensky comenzó a sentir que la ruptura con Gurdjieff era inevitable, que “él tenía que irse”, a buscar otro maestro o a trabajar independientemente. La ruptura entre los dos hombres, maestro y alumno, cada uno de los cuales recibió mucho del otro, nunca fue satisfactoriamente explicada. Ellos se vieron por última vez en París en 1930.
John Pentland, artículo en The Enciclopedia of Religion, Nueva York, Macmillan, 1987, pág. 143.
La razón que yacía detrás de las condiciones que
Gurdjieff creaba para sus alumnos, es decir, la idea del Cuarto Camino, puede
quizá ser descrita citando el folleto explicativo publicado en el Prieuré en
1922:
La civilización de nuestro tiempo, con sus ilimitadas
formas de extender su influencia, ha arrebatado al hombre de las condiciones
normales de vida que debía vivir. Es verdad que la civilización ha abierto al
hombre nuevos senderos en el dominio del conocimiento, la ciencia y la vida
económica, aumentando su percepción del mundo. Pero, en vez de elevarlo a un
nivel superior de desarrollo integral, la civilización ha desarrollado solo
ciertos aspectos de su naturaleza en detrimento de sus otras facultades,
algunas de las cuales ha destruido completamente…
…la percepción del mundo del hombre moderno y su propio modo de vida no son la expresión consciente de su Ser tomado como un todo completo. Muy por el contrario, solamente son la manifestación inconsciente de una u otra parte de él.
Desde este punto de vista, nuestra vida psíquica, tanto en lo que se refiere a nuestra percepción del mundo y a nuestra expresión de ello, dejan de presentar un todo único e indivisible, es decir una totalidad actuando simultáneamente como un depositario común de todas nuestras percepciones, y como la fuente de todas nuestras expresiones. Por el contrario, está dividido en tres entidades separadas, que no tienen nada en común la una con la otra, y que son diferentes, tanto en lo relativo a sus funciones como a las sustancias que las constituyen.
Estas tres fuentes totalmente independientes de la vida intelectual, emocional y física del hombre, cada una tomada como un conjunto de funciones que le son propias, han sido denominadas por el sistema como el centro intelectual, el centro emocional y el centro de movimiento o centro motriz.
(G. Gurdjieff’s
Institute for the Harmonious Development of Man: Prospectus No. 1, p. 3
(privately printed, 1922); Gurdjieff International Review, Vol. I (1), October 1997.)
Es difícil
conceptualmente, y en pocas palabras, comunicar, el significado de esta idea de
los tres centros, que es tan fundamental en el método de Gurdjieff.
La persona moderna simplemente no tiene la concepción de que tan auto-engañosa
es una vida que se vive solamente en una parte de uno mismo. El
pensamiento o intelecto, las emociones y el cuerpo, cada uno tiene sus propias
percepciones y acciones, y cada uno en sí mismo, puede vivir un simulacro de la
vida humana. En la era moderna esto ha llegado a un punto extremo y la mayoría
del progreso técnico y material de nuestra cultura, sirve para empujar al
individuo dentro del interior de uno solo de sus centros, en un tercio, por así
decirlo, como si fuera la naturaleza legítima total del hombre. El crecimiento
de vastas áreas de conocimiento científico es, según Gurdjieff, sobrevalorado
por la disminución del espacio y tiempo conscientes dentro de los cuales uno
vive y se experimenta a sí mismo. Con una constante disminución del “Yo,” el
hombre reúne un siempre amplificado corpus de información en torno al universo.
Pero el ser humano -al ser una totalidad misma poseedora de fuerza moral,
voluntad e inteligencia- requiere del ejercicio de todos los centros y más.
Este más está comunicado en su totalidad en los escritos mismos de Gurdjieff,
en los cuales los niveles de desarrollo espiritual posibles para el hombre,
están conectados con una sorprendente visión de los niveles de servicio
posibles, que el desarrollo individual es llamado a rendir a la humanidad y a
la fuente universal de la creación misma. Por tanto, la adecuada relación de
los tres centros de cognición en el ser humano es una condición previa,
necesaria para la recepción y realización de lo que en las religiones del mundo
ha sido llamada en distintas formas; el Espíritu Santo, el Atman y la
naturaleza del Buda.
Las condiciones
que Gurdjieff creó para sus alumnos, no pueden entenderse aisladas de este
hecho. Gurdjieff escribió:
“Deseo crear en torno mío condiciones en los que sea posible que un hombre
recuerde constantemente el sentido y finalidad de su existencia, mediante una
inevitable fricción entre su consciencia y las manifestaciones automáticas de
su naturaleza.”
(G.I.
Gurdjieff, Meetings with Remarkable Men, New York: Dutton, 1969, p. 270.)
El pensamiento
profundamente escondido aquí es la consciencia despierta, es el algo más que,
de acuerdo con Gurdjieff, es la única fuerza en la psiquis, casi totalmente
degenerada del hombre moderno, que puede plasmar en la realidad la unión de las
distintas partes de su naturaleza y conectarlo con esa energía de consciencia
innombrable, de la cual han hablado siempre todas las religiones como el regalo
que desciende de lo alto, pero que en las condiciones de la vida moderna es
casi imposible de recibir.
El período más activo del Prieuré duró menos de dos años, terminando con el casi fatal accidente automovilístico de Gurdjieff ocurrido el 06 de julio de 1924. Con el fin de situar este período adecuadamente es necesario retroceder hasta el año 1909, cuando Gurdjieff había terminado su prolongado periplo por toda Asia, el medio Oriente, África, y Europa, en busca de los individuos que poseían conocimiento insospechado para la mayoría de la gente. Para 1909, Gurdjieff había aprendido secretos de la psiquis humana y el universo, que sabía serían necesarios para el bienestar futuro de la humanidad, y se impuso a sí mismo la tarea de transmitirlos a aquellos que pudieran usarlos adecuadamente.
Después de
intentar cooperar con diversas sociedades existentes, decidió crear una
organización propia. Inicio su empresa en 1911 en Tashkent, donde había
acuñado una reputación como hacedor de milagros y una autoridad en “cuestiones
del más allá.” Se trasladó a Moscú en 1913 y después de la revolución de febrero
de 1917, comenzó sus viajes increíbles entre el torbellino de la guerra
desatada en la región del Cáucaso, principalmente en Essentuki y Tifflis,
conduciendo un grupo de sus alumnos a Constantinopla y finalmente a Francia,
donde reabrió su Instituto en el Chatteau du Prieuré en Avon. Su objetivo
declarado, durante ese período, fue establecer una organización mundial para la
diseminación de sus ideas y el desarrollo y formación de colaboradores. El
accidente automovilístico de Julio de 1924 ocurrió en esta coyuntura crítica.
Cuando comenzó a recuperarse de sus heridas, Gurdjieff fue confrontado con la
sutil imposibilidad de realizar sus planes para el Instituto. Su salud estaba
destrozada; no tenía dinero, y muchos de sus amigos y alumnos lo habían
abandonado. Era un extraño en Europa, nadie entendía sus palabras, nadie
entendía sus métodos. Tomó la decisión de encontrar una nueva forma de
transmitir a la posteridad lo que había aprendido acerca de la humanidad, la
naturaleza y el destino humano. Esto debía hacerse por medio de la
escritura. Su período como escritor comenzó en diciembre de 1924 y continuó
hasta que en mayo de 1935, dejó de escribir y cambio todos sus planes.
Los Escritos
de Gurdjieff
En tanto se
recuperaba de sus heridas, Gurdjieff inició sus trabajos como escritor,
dictando a su secretaria, Olga de Hartmann, las letras iniciales de su obra más
importante, Relatos de Belcebú a su Nieto (Beelzebub’s Tales to His
Grandson). Sus dos libros finales, Encuentros con Hombres Notables,
(Meetings with Remarkable Men) y el inconcluso, La Vida es Real Solo Cuando
‘Yo Soy’, (Life is Real Only Then When ‘I Am’) contienen aspectos de su
enseñanza que solo son accesibles a sus discípulos, esto es particularmente
cierto acerca del último. Pero Belcebú fue escrito para todo el mundo.
Este es un inmenso y único trabajo en todos los sentidos del término. Presentado
como una alegoría, es la historia del otrora apasionado y rebelde Belcebú,
quien a causa de su indiscreción juvenil paso largos años en nuestro sistema
solar, donde entre sus distintas actividades tuvo la oportunidad de estudiar
este muy pequeño planeta Tierra y sus habitantes. En estas historias relatadas a
su joven nieto, Belcebú vuelve constantemente a las causas de la alienación del
hombre, de las fuentes de su propia vida y al mismo tiempo señala la dirección
hacia la cual el hombre podría evolucionar conscientemente. Tocando uno tras
otro los múltiples aspectos de la historia del hombre, desde sus comienzos
hasta la época moderna.
Belcebú
constantemente retorna en sus reflexiones a las mismas leyes cósmicas, que
gobiernan tanto el funcionamiento de la naturaleza como la vida psíquica de los
seres humanos, y al hacer esto nos muestra una imagen de un universo consciente
y viviente. En este universo, la humanidad, cayendo lejos de la comprensión de
su origen y el lugar que puede ocupar, ha olvidado su función y perdido todo
sentido de dirección. Belcebú trata este fracaso con compasión y en ocasiones
con un excelente humor, su ternura hacia las posibilidades no desarrolladas
representadas para su nieto, destacan las notas subyacentes del libro, que es
uno de los intereses más profundos para el cumplimiento de la vida humana
individual.
Este breve resumen no puede darnos la idea de la extraordinaria naturaleza de
este libro, intencionalmente escrito en un complejo e intrincado estilo y
haciendo uso frecuente de extraños neologismos sonoros, el libro solo revela
gradualmente su significado después de repetidas lecturas. Cada lectura abre
nuevas facetas de la enseñanza de Gurdjieff, no solamente en términos
intelectuales, sino en la profundidad de niveles subconscientes.
La
influencia de Gurdjieff
Durante la
escritura de "Relatos de Belcebú", Gurdjieff continuó viviendo
y recibiendo alumnos en el Prieuré y permaneció residiendo allí hasta 1933.
Durante este período -entre 1924 y 1933- A.R. Orage partió a América,
donde atrajo a un número de alumnos serios, y donde dio a conocer la enseñanza
de Gurdjieff a algunos artistas y escritores de vanguardia. Al mismo tiempo,
Ouspensky estuvo en Londres enseñando y trabajando para formar su propia
escuela (fue a través de Ouspensky que Orage tomó contacto inicial con la
enseñanza de Gurdjieff). Entre las otras bien conocidas figuras que estudiaron
bajo la dirección de Ouspensky estaban Maurice Nicoll, Kenneth Walker y P.L.
Travers. Nicoll posteriormente comenzó a dirigir sus propios grupos y escribió
varias obras influyentes, que reflejaban su trabajo con las ideas de Gurdjieff:
The New Man (El Hombre Nuevo), un estudio innovador sobre las parábolas
de Cristo, y Living Time (El Tiempo Vivo), donde desarrolla las ideas de
Ouspensky acerca de las dimensiones del espacio y el tiempo.
En Francia, durante la década de 1920, el Instituto de Gurdjieff obtuvo cierta
notoriedad, cuando aceptó a la agonizante Katherine Mansfield dentro de la
comunidad del Prieuré. Aunque Gurdjieff eludió la publicidad, un número de
notas en la prensa sobre la vida en el Prieuré, algunas imprudentes y
difamadoras, aparecieron en Francia e Inglaterra al principio de 1920. Después
del accidente automovilístico, no obstante, y la consecuente clausura de los
trabajos intensivos del instituto, el trabajo de Gurdjieff como maestro atrajo
menos la atención del público. A fines de 1920 y principios de 1930 algunos
otros escritores bien conocidos fueron alumnos de Gurdjieff, especialmente René
Daumal, Margaret Anderson, y Kathryn Hulme. Los escritos de Daumal,
especialmente su obra maestra inconclusa, Mount Analogue (El Monte Análogo),
está entre las más vitales y confiables expresiones literarias de ciertos
aspectos claves de la enseñanza de Gurdjieff.
En 1932,
Gurdjieff abandonó el Prieuré y se estableció en París, funcionando como su
base hasta su muerte ocurrida en 1949. Alrededor de 1933, Orage se había
separado de Gurdjieff después de haber trabajado con algunos grupos en América.
Murió en Inglaterra en 1934. El trabajo de Ouspensky continuó en Londres y
posteriormente en New York. La obra de Ouspensky Tertium Organum había
sido publicada con éxito considerable en Inglaterra a principios de 1920, y le
había permitido establecer una reputación como escritor de temas Metafísicos.
Este libro, la mayor parte de él escrita antes de que entrara en contacto con
la enseñanza de Gurdjieff, mantuvo su popularidad en la década de 1930 a 1940 y
le aseguró una consideración especial, simultáneamente como un trabajo
filosófico en su propio derecho y como un indicio a la naturaleza de las ideas
de Gurdjieff, influyendo en aquellos que fueron sus alumnos cercanos.
Tertium
Organum es el fruto de dichos experimentos. El libro está
dominado por la idea de las dimensiones superiores, la “recurrencia eterna,” y
la perspicacia de que formas superiores de conocimiento deben estar
inevitablemente asociadas con el desarrollo de la capacidad de sentir, es
decir, la percepción de la verdad, es inseparable del desarrollo del poder
interior moral. Estas ideas básicas están desarrolladas en forma completa en el
libro, y han entrado en una forma u otra como una influencia en los escritos de
muchos filósofos y escritores contemporáneos, tanto de Occidente como en Rusia.
Lo que distingue este libro no es solamente la fortaleza de la visión de
Ouspensky, sino el hecho de que está basado en su propia experiencia, más bien
que solamente como un reflejo de ideas tradicionales. Por lo tanto, a Ouspensky
pudiera considerársele como un pionero moderno en lo que pudiera llamarse
“empirismo interior,” un estilo de filosofar sobre cuestiones metafísicas, que
el pensamiento científico ha descartado en gran medida, pero que mantiene la
actitud científica, que persigue basar toda teoría sobre la experiencia real y
experimentos cuidadosamente conducidos. El mundo interior de Ouspensky era su
propio laboratorio metafísico.
Cuando comparamos Tertium Organum con En Busca de lo Milagroso no representa, por lo tanto, una ruptura en el pensamiento de Ouspensky, tanto como un florecimiento extraordinario del mismo, por medio del cual llega a ser por así decirlo, un instrumento sirviendo a un nuevo objetivo y el vehículo para otra calidad de energía. Él se inició como un imponente pensador, y después de Gurdjieff permaneció como un poderoso pensador que se había transformado en una clase diferente de hombre. Observaciones comparables son pertinentes en el caso del compositor Thomas de Hartmann, cuya calidad de talento musical sufrió una asombrosa transformación bajo la influencia de Gurdjieff.
Cuando, por lo tanto, se admite que la influencia de
Gurdjieff ha afectado un gran número campos y disciplinas -tales como religión,
literatura, psicología, filosofía, las artes visuales, música, danza, etc.-
debe añadirse que esta influencia no representa una fanática adherencia a los criterios
o ideales “Gurdjieffianos”, que son ajenos al terreno en cuestión. La
influencia de Gurdjieff se mostraría por sí misma, más bien, en ciertos valores
e intereses subyacentes, es decir, en una amplia y profunda comprensión del
campo o disciplina que se trate, más bien que en una comprensión excéntrica.
¿Cómo considerar entonces las formas más externamente
visibles en que sus ideas y formulaciones han entrado en la cultura moderna?
Podría argumentarse por ejemplo que la palabra “consciencia” adquirió las
connotaciones que tiene actualmente, debido al uso que hizo Gurdjieff de ella,
para designar un aspecto de la mente superior distinto al del pensamiento ordinario.
O como se ha mencionado anteriormente, es claro que su noción del Cuarto
Camino, que es un riguroso método espiritual inmerso en la nebulosa de las
actividades de la vida cotidiana del individuo, ha sido adoptado por numerosos
grupos religiosos y psico-religiosos en todo Occidente. Su énfasis en el papel
de la auto-observación también ha tenido una amplia influencia, hasta el punto
de que existe una vaga, pero común, comprensión entre los buscadores
espirituales de hoy en día de que las alternativas de la introspección o el
conductismo positivista, no agotan en absoluto las posibilidades de la propia
capacidad para estudiarse y conocerse a sí mismo.
Además, los conceptos modernos de dinámica de grupo
fueron fuertemente influidos por lo que aportó, por tanto, la idea completa de
la necesidad del trabajo de grupo con el fin de afectar la transformación
psicológica o conductual de cualquier clase, deben remontarse en parte al
énfasis de Gurdjieff acerca del trabajo de grupo, en lugar de la relación típicamente
oriental, gurú-discípulo que no se ve como indispensable para el desarrollo
espiritual en Occidente. Pero debido precisamente a que la influencia de
Gurdjieff no puede medirse por el número de individuos que exponen sus ideas,
nadie puede medir su influencia en la cultura mediante formulaciones
verbales o conceptos que él mismo haya originado y que gozan de una cierta moda.
Sea que Gurdjieff haya contribuido a formar auténticos hombres y mujeres o no
lo hiciera. La magnitud de lo que realizó es la medida en la que su influencia
debe ser valorada.
La Escuela de Gurdjieff
Después de haber abierto la cuestión de cómo considerar la influencia de Gurdjieff, es ahora posible hablar brevemente acerca de los medios principales, mediante los cuales, su influencia podría ser un factor operativo en nuestra cultura. Obviamente, el término “escuela” cuando se aplica a la enseñanza de Gurdjieff, no se refiere y no puede referirse solamente a grupos de seguidores conectados que comparten actitudes o creencias intelectuales. El término tiene un significado muy preciso en la enseñanza de Gurdjieff, un tanto afín al significado de “monasterio,” “ashram,” o “hermandad,” como han sido usados en la historia de las tradiciones religiosas, o como se aplicaron, digamos, a la escuela de Pitágoras o las escuelas de los pintores del medioevo o el Renacimiento. Es mediante un grupo de individuos estudiando y trabajando juntos en diferentes niveles, que la transmisión de la enseñanza pretendía llevarse a cabo. Como ya se ha notado, es claro que él no creía que el hombre Occidental pudiera ser espiritualmente ayudado más allá de cierto punto, por las formas Orientales tradicionales de relación individual entre un gurú y un discípulo. Simultáneamente, enfatizaba fuertemente, que la guía era indispensable y que ningún individuo podía esperar obtener la liberación trabajando sólo. Una “escuela,” se consideraba ser un ordenamiento dinámico de precisas condiciones morales, psicológicas y físicas, dentro de la cual un grupo relativamente pequeño de individuos pudiera interactuar para la causa de su auto-desarrollo, lo que llegó a ser la principal forma de transmisión.
Solamente tales
condiciones, enseñaba Gurdjieff, podían permitir a los discípulos más antiguos
y experimentados transmitir su conocimiento como parte de su propio trabajo
interior, al tiempo que capacitaba a todos los demás para tomar conciencia de
las tendencias, siempre presentes, de falta de atención, sugestionabilidad y
fantasía. La “escuela” de Gurdjieff
representa entonces, un intento de establecer una escuela del despertar
específicamente adaptada a la vida moderna, con todas las tensiones y paradojas
que sugiere la frase, cuando se toma dentro del contexto predominante
materialista de la civilización contemporánea, es decir, su tendencia
abrumadora y omnipresente de llevar a los hombres y mujeres afuera de sí
mismos, hacia lo externo, en lugar de llamarlos al retorno de las fuentes del
espíritu.
Aunque un buen número de individuos
bien conocidos han estado y permanecen asociados con el "Trabajo de
Gurdjieff", como se llama la escuela, continuando con el significado de la
palabra en la tradición alquímica, muchos de los principales discípulos de
Gurdjieff decidieron permanecer desconocidos para el público, como lo fueron muchos
de los líderes de la segunda y tercera generación de la enseñanza. Intentar
ilustrar la naturaleza de la membresía, mediante la cita de solamente algunas
de aquellas figuras conocidas al público, por lo tanto, puede ser engañoso.
Como regla general, aquellos involucrados en "el trabajo" proseguían
con su vida ordinaria, sin llamar la atención sobre su afiliación.
Las actividades de los grupos de
trabajo son variadas en su forma, y el énfasis cambia en cierta medida en
respuesta a las necesidades culturales e individuales. Una de las principales
funciones, es la de crear condiciones que tienen el potencial para desarrollar
en cada individuo, la facultad de la atención y un método práctico
multilateral, para desarrollar el acceso a esta energía, en relación con las
tres fuentes básicas de percepción en la psiquis humana -los tres centros.
El estudio de la liberación de la atención, que permanece inexplorada en
las condiciones de la vida moderna, se entiende como indispensable para
desarrollar lo que Gurdjieff denominó “auto-observación.” Efectivamente, como
ya se ha indicado, la enseñanza de Gurdjieff es una disciplina esencial y
universal, que fue expresada por Sócrates y las antiguas enseñanzas, inscripto
en las palabras del oráculo de Delfos «Conócete a ti mismo» así como en los
Evangelios con la sentencia críptica monosílaba griega gregoreite (despertar) y
en el Budismo bajo la designación nana dhasana (visión). Pero aunque
suficientemente claro para iniciados en esas antiguas tradiciones, son prácticamente
inaccesibles a un moderno y educado hombre occidental. Las abundantes y
variadas maneras de trabajo son entendidas como una forma, para que la gente
moderna se adhiera y ponga en uso práctico esta disciplina, como algo
literalmente indispensable para una vida regenerada y todo progreso real.
En relación con esta orientación es
la idea básica de Gurdjieff acerca de “Un Camino en la Vida”, el cual ha
ejercido una tremenda influencia, bajo distintas interpretaciones, sobre muchas
nuevas religiones y movimientos psicológicos en el mundo Occidental. Esto
significa que el estudiante busca entender la vida como tal, sin intentar
alterar nada en el nombre del desarrollo interior. Las relaciones familiares,
vocación, enlaces personales, y obligaciones, son al menos al principio,
dejadas tal cual sin ninguna afectación, tanto por el material que proveen para
el auto-conocimiento, como por el valor vigoroso y esencial que todas las
relaciones humanas contienen, cuando las mismas están involucradas con una
atención más focalizada y armoniosa.
Extractado y adaptado por Alfredo Marinelli para el Blog "Gurdjieff y Ouspensky Estudio e Investigación". Fuente de información: "G.I. Gurdjieff and His School" del libro “Modem Esoteric Spirituality”, editado por Jacob Needleman / Antoine Faivre.
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