ENFERMEDADES ESPIRITUALES

En este estudio realizado por Mariana Caplan se profundiza la forma en que nuestros puntos de vista, perspectivas y experiencias, se infectan de contaminantes conceptuales y/o emocionales, siendo afectados de una forma invisible, al igual que con una enfermedad. Si bien las enfermedades de diagnóstico físico generan síntomas en el paciente que le impelen acudir a un especialista, en el caso de las enfermedades espirituales, la mayoría de las veces, los síntomas no son percibidos, por lo que la enfermedad puede seguir su desarrollo y convivencia con la estructura psicológica de la persona durante su proceso espiritual.

 Uno de los medios para sanarse, o aún mejor, evitar estas enfermedades, es estar informado, ya que el ego está siempre al acecho, esperando que “nuestras defensas” estén bajas para inyectarnos algún tipo de “infección” y así justificar su existencia.

 Las siguientes categorías de engaños psicológicos, amalgamados con la entrada del Blog “8 Trampas del PseudoTrabajo”, forman un cuadro útil para percibir las sutiles y difíciles desviaciones, no solo como un espejo generador de discernimiento de la veracidad del propio proceso interno, sino también como una visión general de la pseudo espiritualidad actual.

Cualquier emprendedor realista, que transite los senderos de la espiritualidad, se prepara para confrontar las enfermedades espirituales o trampas. Esto involucra conocer en qué consisten, saber detectar si se ha caído en ellas, y saber cómo salir de las mismas.

                                                                                                            Alfredo Marinelli

ENFERMEDADES ESPIRITUALES   por Mariana Caplan  

Muchas personas profundamente comprometidas con el viaje espiritual tropiezan, a lo largo de su vida, con versiones diferentes de la enfermedad espiritual. Y es que, por más sinceras que sean nuestras intenciones, nuestra cultura se halla tan enferma que, independientemente de la profundidad de nuestra comprensión espiritual, la mayoría vivimos de un modo relativamente desequilibrado. El riesgo de contraer una enfermedad espiritual es, aun entre quienes han dedicado su vida a la transformación, tan probable como el de contagiarse de gripe.

 Cualquiera puede caer presa de las enfermedades de transmisión espiritual sin que haya, para ellas, antídoto conocido. La mayoría no opera aisladamente, sino en relación con otras enfermedades. La debilidad de nuestro sistema inmunitario -inevitable, por otra parte, en una cultura que soslaya la importancia del discernimiento espiritual- acaba propiciando, más pronto o más tarde, la aparición de una o más de estas enfermedades.

 Mientras no cobremos consciencia de las enfermedades que padecemos, para poder así curarnos y recuperar la salud espiritual, debemos permanecer muy atentos para no acabar imponiéndonos, a nosotros y a los demás, etiquetas y categorías excesivamente estrictas.                

1. Espiritualidad "Fast-Food": Mezcla de la espiritualidad con la cultura que celebra la velocidad, el multitasking y la satisfacción de deseos instantánea, nos aboca necesariamente a una espiritualidad tipo comida rápida. Son muchos los libros, movimientos y maestros espirituales que prometen a sus lectores y a sus seguidores demasiadas cosas a cambio de muy poco. Libros tan populares como el “Manual de la Iluminación para Holgazanes”, sugieren la posibilidad de iluminarse sin realizar el menor esfuerzo.

La espiritualidad tipo comida rápida es un producto de la creencia, de que el alivio del sufrimiento inherente a la condición humana puede ser sencillo y rápido. Si algo está claro es que la transformación espiritual no es sencilla y no puede suceder rápidamente.

2. Espiritualidad Falsa: 
La espiritualidad falsa es la tendencia de hablar, vestirse y actuar como creemos que una persona espiritual lo haría. Es una forma de imitación espiritual que intenta copiar la realización espiritual, de la misma forma que una tela de manchas de leopardo imita la piel genuina de un leopardo.

Se manifiesta cuando el ego se apropia de verdades espirituales y cree en la posibilidad de acceder a estados elevados de conciencia, imitando externamente el aspecto y la conducta que supone que caracterizan a las personas iluminadas. Y es que, del mismo modo que el niño juega a ser bombero tomando la manguera del jardín o que la niña remeda a su madre colocándose sus zapatos de tacón y maquillándose, el adulto humano se disfraza, en un intento de emular la conducta de las personas supuestamente espirituales, con algún tipo de ropaje espiritual. Luego asiste a acontecimientos espirituales y, de un modo tan sencillo, cree haber accedido a las enseñanzas de la sabiduría perenne de los místicos de todos los tiempos, sin necesidad de emprender el trabajo real necesario para experimentar el arduo y profundo proceso de transformación interior.

3. Motivaciones Confusas: 
Ésta es una enfermedad que hunde sus raíces en la motivación que nos lleva a emprender el camino espiritual. Y es que, por más auténtico y puro que sea nuestro deseo de crecer, a menudo se entremezcla con motivaciones no tan puras, como el deseo de ser amado, el deseo de pertenencia, la necesidad de llenar nuestro vacío interior, la creencia de que el camino espiritual acabará con nuestro sufrimiento y la ambición espiritual, es decir, el deseo de ser especial, de ser el mejor, de ser "el elegido".

Aunque la confusión resulte inevitable cuando, por vez primera, nos embarcamos en el camino espiritual, si nuestra práctica espiritual no pone finalmente de relieve las fuerzas que inconscientemente estén operando, puede acabar provocando una enfermedad. En tal caso, podemos sucumbir al impulso de satisfacer nuestras necesidades psicológicas de aceptación, significado y singularidad, soslayando las posibilidades más profundas que nos brinda la vida espiritual. Pero, en tal caso, no lograremos satisfacer nuestras expectativas y, en lugar de entender el fracaso percibido como un aspecto del camino, culparemos a Dios, a nuestro maestro o al camino y acabaremos decepcionándonos del desarrollo espiritual.

4. Identificación con las Experiencias Espirituales: 
En esta enfermedad, el ego se identifica con las experiencias espirituales y, tomándolas como algo propio, empieza a considerarse -en una forma de inflación del ego- artífice de las comprensiones que, en ocasiones, afloran en su interior. En la mayoría de los casos, las experiencias no duran indefinidamente, aunque en algunos dure por un período más largo por el hecho de que se creen iluminados, o que deben de funcionar como maestros espirituales. Hay veces en que la identificación con las experiencias espirituales es tan profunda que uno acaba perdiéndose.

«La iluminación súbita del satori es un concepto sumamente resbaladizo», escribió el autor húngaro Arthur Koestler.  En la mayoría de los casos y, a pesar de nuestro esfuerzo por aferrarnos a ellas y de mantenerlas, las experiencias místicas acaban desvaneciéndose. Si combinamos esto con las humillantes realidades del cuerpo, la enfermedad y las relaciones humanas, acabamos descubriendo que las experiencias místicas son, en esencia, simples experiencias.

5. El Ego Espiritualizado: Esta enfermedad se presenta cuando la estructura de la personalidad egoica se confunde con conceptos e ideas espirituales, provocando como resultado una estructura egoica “a prueba de balas”. Cuando el ego se espiritualiza, nos volvemos invulnerables a cualquier tipo de ayuda, a nueva información, o a una crítica constructiva. Entonces es cuando, en nombre de una supuesta espiritualidad, nuestro desarrollo espiritual se atrofia y acabamos convirtiéndonos en seres humanos impenetrables. El ego espiritualizado se manifiesta entonces en modalidades, que abarcan el amplio abanico que va desde lo sutil hasta lo extremo, que echa mano de conceptos, ideales y prácticas espirituales para eludir la autenticidad y vulnerabilidad ante las circunstancias de la vida.

6. Producción en Masa de Maestros Espirituales: Muchas tradiciones espirituales modernas llevan a la gente a creer, que se encuentran en un nivel de desarrollo o iluminación espiritual que se halla muy lejos de la realidad.

Son muchos, tanto en Oriente como en Occidente, los maestros espirituales mediocres que enseñan a sus sinceros discípulos niveles bastante menos que óptimos. Ésta es una enfermedad que opera como una especie de producción en serie de la espiritualidad: ¡Ten esta experiencia, logra esa comprensión y estarás iluminado!… y en condiciones, según parece, de iluminar a otros del mismo modo..

El problema no es lo que esos maestros enseñan, sino el hecho de que se presentan como si hubiesen alcanzado el dominio espiritual. Esa es una creencia prematura que no sólo frustra la evolución del maestro, sino que también transmite, en sus discípulos, una imagen muy limitada del desarrollo espiritual.

7. Orgullo Espiritual: 
El orgullo espiritual aparece cuando el practicante, después de años de laborioso esfuerzo, alcanza cierto grado de sabiduría que utiliza para justificar su desconexión de cualquier experiencia adicional. Resulta tentador que, en lugar de permanecer continuamente abiertos a un conocimiento más profundo, nos durmamos en los laureles del logro espiritual. El maestro budista tibetano Chogyam Trungpa Rinpoche consideraba el orgullo espiritual como uno de los obstáculos más difíciles de superar. Ese era, en su opinión, un problema que frustraba el desarrollo tanto de los maestros espirituales (llevándoles a creer que habían llegado al final del camino) como de los practicantes avanzados (haciéndoles creer que se hallan en un estado muy superior al de sus compañeros más jóvenes).

La sensación de "superioridad espiritual", que consiste en sentir que "yo soy mejor y más sabio que los demás y, como soy espiritual, estoy por encima de ellos", es otro de los síntomas característicos de esta enfermedad de transmisión espiritual. El síntoma mental de esta enfermedad incluye la creencia de que se conoce de realmente el ego, la conciencia y la espiritualidad. Y, entre sus manifestaciones físicas, cabe destacar la sensación de distanciamiento, la mirada de aprobación cuando los demás están hablando de cuestiones espirituales y la necesidad de afirmar, en la conversación, la superioridad de nuestro conocimiento espiritual

8. Mente de Grupo: 
También descrita como pensamiento de grupo, mentalidad sectaria o enfermedad del ashram. La mente grupal es un virus insidioso y oculto que contiene muchos de los elementos de codependencia tradicional. Se trata de una enfermedad en la que un grupo espiritual, se pone sutil e inconscientemente de acuerdo en el modo adecuado de pensar, hablar, vestirse y actuar.

Las intenciones compartidas relativas a la práctica y el protocolo resultan invisibles y el establecimiento de acuerdos homogeneiza al grupo, proporcionándole un nivel de seguridad psicológica que tiene muy poco que ver con las aspiraciones compartidas del desarrollo espiritual. Los individuos y grupos afectados por la "mentalidad de grupo" rechazan a los individuos, actitudes y circunstancias que no se adaptan a sus reglas, a menudo implícitas a las que se somete el grupo en colectivo.

No hay grupo, independientemente de su grado de desarrollo, que no incluya, como parte de su estructura, aspectos de esta dinámica sectaria enfermiza. Y uno de los indicadores más claros de esta enfermedad es la negación o ignorancia de esa dinámica. El sectarismo y el pensamiento de grupo son inevitables correlatos del psiquismo humano. Y aunque, en algunos casos, sus consecuencias sean leves en otras, no obstante, resultan letales. Recordemos, en este sentido, los suicidios colectivos de Jonestown y de la secta Puertas del Cielo.

 9. El Complejo de los Elegidos: Una enfermedad espiritual relacionada con la anterior, aunque con el toque añadido del orgullo espiritual, es el complejo de persona elegida. Se trata de una enfermedad que se halla presente en todos los grupos espirituales y se expresa en la creencia de que “nuestro grupo es espiritualmente más poderoso, evolucionado, iluminado o, simplemente, mejor que cualquier otro grupo”.

Y esta conclusión suele ir acompañada de la idea de que "nuestro maestro es el más grande de todos los maestros" y otras creencias tales como "jamás (en toda la evolución de la humanidad) ha habido un grupo como el nuestro" o de que "nuestro grupo es el más importante y valioso para la salvación de la humanidad".

Esta enfermedad suele derivarse de una tendencia psicológica profunda e inconsciente de impotencia, de falta de amor y de inmaterialidad que lleva a maestros y a discípulos a creer que su camino no sólo es el mejor para ellos, sino el mejor de todos los caminos posibles. Existe una importante diferencia entre el reconocimiento de haber encontrado el camino, el maestro o la comunidad más adecuados para uno y el de haber encontrado el verdadero y único camino, la misma diferencia, en suma, que existe entre afirmar “mi esposa/esposo es la mejor pareja del mundo para mí” y decir que “mi esposa/esposo es la mejor de todas”.

También es muy habitual que las personas reafirmen su sensación de valía psicológica, creyendo que su asociación con un maestro poderoso o iluminado les confiere, de algún modo, poder o iluminación, un fenómeno conocido con el nombre de “culto a la personalidad”. Es como esos padres que se identifican desproporcionadamente con la belleza o los logros de sus hijos, como si las cualidades o acciones en cuestión no fuesen de sus hijos, sino suyas propias.

10. Supervivencia del Ego basada en la Ilusión de Separación: Una de las enfermedades de transmisión espiritual más sutiles e insidiosas -y que llega a afectar a la inmensa mayoría de la población de aspirantes espirituales del mundo- es la creencia de que la espiritualidad tiene que ver conmigo, es decir, que yo estoy estudiando, que yo estoy llevando a cabo prácticas, servicio y esforzándome en sentirme bien, ser más feliz y convertirme en una mejor persona.

La falacia básica implícita en este error gira en torno a la creencia en el "yo". El "yo" con el que casi todo ser humano se identifica es un constructo psicológico creado para sobrevivir, pero nos hemos identificado tanto con él que hemos acabado creyendo que somos el yo.

Los místicos de todas las tradiciones han afirmado que "Dios es Uno" y que "Tú eres Eso". Y, aunque todos los seres humanos sepan eso intuitivamente y muchos lo hayan llegado a experimentar por sí mismos, la creencia de que somos seres separados se mantiene durante toda la vida.

Este malentendido básico de nuestra identidad verdadera no sólo es el problema fundamental al que se enfrentan todos los aspirantes espirituales, sino el fundamento mismo de todas las enfermedades de transmisión espiritual. La inquebrantable certeza de que "yo soy quien creo ser" -que tiende a ser tan fuerte entre quienes entienden intelectualmente este concepto como entre quienes no lo entienden- es tan virulenta que tiñe toda nuestra práctica espiritual, desde el servicio hasta la meditación y el ritual.

La mayoría nos pasamos nuestra vida en el camino sumidos en esta enfermedad integrada en nuestra conciencia. Se trata de una enfermedad de trasmisión espiritual -quizá la más difícil de erradicar de todas ellas- que afecta tanto a maestros como a discípulos, movimientos religiosos y tradiciones espirituales.

11. El Virus Mortal: 
"YA HE LLEGADO": Existe una enfermedad letal para el progreso espiritual, que es la creencia de que "ya hemos llegado" a la meta del camino espiritual. Cuando esa creencia se asienta en el psiquismo, acaba todo posible avance espiritual. Y es que, en el mismo instante en que creemos haber llegado al final del camino, concluye todo posible desarrollo. Y no olvidemos que, cuando no seguimos avanzando, acabamos retrocediendo.

La enfermedad de creer que ya hemos llegado -conocida también como la afirmación prematura de iluminación, enfermedad zen o complejo mesiánico- es la mejor documentada dentro de las tradiciones espirituales y religiosas.

En su libro El corazón del yoga, T.K.V. Desikachar explica que: «El mayor de los obstáculos consiste en creer saberlo todo. Suponemos que hemos llegado al final y que hemos visto la verdad cuando lo único que, en realidad, ha ocurrido es que hemos experimentado un período de calma que nos lleva a decir ¡Esto era lo que siempre estaba buscando! ¡Finalmente lo he encontrado! ¡Ya lo he conseguido! Pero lo cierto es que la sensación de haber alcanzado el peldaño más elevado de la escalera no es más que una ilusión».

La tragedia es que esta enfermedad puede acabar infectando a la gente de un modo que deteriora gravemente su amor a la verdad. Es mucho el daño provocado por maestros espirituales poderosos, populares y carismáticos que, pese a tener una comprensión muy profunda, han perdido la humildad y, al no darse cuenta de lo mucho que ignoran, sólo enseñan prácticas y verdades a medias. Y estos casos despiertan muy a menudo, cuando las supuestas "verdades" se revelan falsas, un profundo sentimiento de traición, amén de resultar muy difíciles de curar. Son muchos, de hecho, los aspirantes espirituales sinceros que, después de haber sufrido los efectos de alguien aquejado del virus "yo ya he llegado", jamás acaban de recuperarse lo suficiente como para confiar en otro maestro.

Lo que no resulta tan sencillo es descubrir y admitir al pequeño mesías que hay dentro de cada uno de nosotros. Me refiero a esa pequeña voz que, contra toda evidencia e incluso contra la claridad de nuestra propia conciencia, insiste en que realmente sabemos lo que está ocurriendo, en que somos algo más sabios que los demás, en que nuestro juicio es objetivo y en que nuestra visión es exacta y verdadera. Esto, a decir verdad, es algo que, en alguna que otra ocasión, muchos hemos experimentado... pero, ¿seríamos tan honestos como para admitirlo?

Extractado por Alfredo Marinelli para el blog: "Gurdjieff y Ouspensky - Estudio e Investigación". Fuente de Información “Eyes Wide Open: Cultivating Discernment on the Spiritual Path".

AFORISMOS DE A. R. ORAGE

A. R. Orage
La Naturaleza, desde cierto aspecto, es la madrastra malvada de los cuentos de hadas, seduciéndonos y usándonos para sus propios fines: la transformación de substancias.

Un rebaño de ovejas existe para el propósito objetivo de proveer carne y lana. Tal vez sobre esto podamos trampear a nuestro destino, aunque entonces serviremos a otro propósito objetivo.

La oveja negra se siente muy extraña entre las otras. Nuestro interés está en el individuo: el rebelde que vislumbra.

La Naturaleza es genio sin sentido común, es el acreedor objetivo de todos los seres vivientes.

El hombre normal es aquel que no sólo ha actualizado sus potencialidades sino que también se ha liberado de su subjetividad.

El verdadero hombre es aquel que comprende por qué vive, para qué sirve su cuerpo y qué es lo que él debe hacer.

El verdadero hombre es aquel que en cualquier circunstancia, es capaz de desempeñar, a discreción, el papel razonable.

Pensad en el hombre “ladino"; trata de estar consciente en todo momento.

El hombre ordinario está a merced de su organismo: de su centro instintivo (impresiones recibidas por los sentidos, de apetitos, inercia, enfermedad); de sus emociones (asociaciones relacionadas con personas y lugares del pasado y del presente, gustos y disgustos, miedo y ansiedad); de su mente (imaginación, soñar despierto, sugestión).

El hombre cree que tiene voluntad: ésta es su ilusión.

Puede ser que el hombre degenere, como las hormigas y las abejas, antes de llegar a su extinción.

El descubrir no más y más cosas, sino la verdad o la verdadera relación entre las cosas, es lo que diferencia a los hombres de los animales.

El conocimiento ordinario es un darnos cuenta de hechos exteriores; la creencia ordinaria es convicción fundada en bases inadecuadas.

La ciencia objetiva es aquella cuyo fin consciente es la investigación del significado y del propósito de la existencia.

El valor de un ser se define según el grado de objetividad alcanzado por él en Fe, Esperanza y Amor.

La escala objetiva de los seres corresponde a su desarrollo interior. En la vida se respeta a la gente por su anormalidad, no por su desarrollo interior o por su grado de razón objetiva.

El ser tiene que ver con el centro emocional y depende del saber (centro intelectual) y del hacer (centro motriz). Es el resultado de la lucha entre lo que afirma y lo que niega. "Un ser es aquel que siente" y, por tanto, debe ser calificado por la gama e intensidad de su sentimiento. Cualquier intento de alcanzar un ser superior de otra manera lleva a un estado psicopático.

Los seres son diferentes según su potencialidad de consciencia.

La ventaja de la terrible desventaja de ser humano es la capacidad de estar alegre -siendo feliz o infeliz- y, al lograr consciencia, de llegar a ser más grande que los ángeles. Al volvernos seres conscientes, somos la mente de Dios; los ángeles son sus emociones.

El patrimonio de todo ser humano es el deseo de tener consciencia de sí, que debería aparecer al alcanzar la mayoría de edad. Más o menos a los 30 años debería surgir un sentimiento del mundo en el que vivimos, el amanecer de la consciencia cósmica. Luego según sus dotes, condiciones, circunstancias, etc., uno debería convertirse en agente consciente en las funciones del cosmos, que es una estructura total de la cual habríamos de tener una relativa comprensión.

Entre el absoluto positivo y el absoluto negativo -Ser y No-ser- está la escala de la existencia, sobre la cual la evolución y la involución suben y bajan. Todo tiene su lugar en esta escala: el hombre está en el tercer lugar a partir de lo más alto, el metal en el más bajo.

El ser humano es el que trabaja con tres centros; el que trabaja con dos o uno es subhumano.

Cada vez que reprimimos el funcionamiento de un centro nos volvemos seres bicerebrales o unicerebrales.

El centro emocional es la dínamo de nuestra vida entera. Contiene nuestros deseos, que nos mantienen en vida a nosotros y a nuestros cuerpos. Los deseos se dan en planos diferentes. El deseo más alto, una vez sentido, no puede ser desplazado jamás.

Los síntomas neuróticos se deben a que los tres centros (intelectual, emocional, instintivo-motriz) no trabajan de acuerdo, están en desarmonía, un centro en un ritmo e intensidad definitivamente diferente del de los otros.

La Razón objetiva es lo inmortal. El esfuerzo que hago para llegar a ser objetivo transforma sustancias que así se vuelven permanentes, inmortales. Adquiero un "Yo" permanente, independiente de las vicisitudes de la vida y atento a un propósito consciente, que permanece a través de alzas y bajas, a través de rachas de buena y mala suerte.

La razón es la suma de las funciones normales de un ser humano, no el razonamiento lógico ordinario o raciocinio. La razón se desarrolla yendo contra los hábitos y la repetición, siguiendo un antojo legítimo: no haciendo lo que hacen los demás.

Ponderar es responder a preguntas desde la esencia y responderlas prácticamente. Un tercio de nuestro tiempo debería ser utilizado en ponderar. Ponderar es asimilación intelectual, pero implica el uso tanto de la mente como de la emoción. El acto de ponderar sólo es propio de un ser.

La contemplación es el contacto con formas mentales legadas por otros seres interesados en la razón objetiva.

El mundo de las ideas está poblado como lo está el mundo de la naturaleza. La capacidad de tratar ideas como si fuesen cosas, de distinguir entre ellas, sería el pensamiento objetivo.

Ninguna aseveración puede ser comprendida sin el esfuerzo de una asimilación consciente: esto conlleva realización.

Realización: cuando lo conocido es sentido con la emoción y la sensación.

La imaginación controlada se convierte en trabajo mental.

La introspección es una forma de locura. Nos es imposible llegar a un juicio sobre nosotros mismos a través de la introspección: este juicio está sociológicamente condicionado.

Razonar es la movilización del centro intelectual, que se compone de órganos definidos: concentración, ponderación, meditación, contemplación. La progresión lógica es la movilización ordinaria del centro intelectual como un todo.

En el cuerpo físico vida es sensación; en el cuerpo astral, emoción; en el cuerpo mental, pensamiento.

Compartimos la razón instintiva con los animales, pero tenemos una clase superior de ella; la razón asociativa funciona de acuerdo con asociaciones verbales; sobre la razón objetiva no sabemos prácticamente nada: sólo puede ser adquirida por medio del Trabajo Voluntario Consciente y el Sufrimiento Intencional.

La razón del hombre ordinario es la razón del conocimiento. La razón del hombre normal es la razón de la comprensión. El conocimiento es temporal, puede cambiar. La comprensión es permanente, inalterable.

La mente es un dragón que recusa contestar con claridad a las preguntas. Hay que matarlo obligándolo a responder con claridad.

No actuamos razonablemente de acuerdo con nuestra razón.
El mero intelectualismo, la mera filosofía, produce monstruos.

Atlántida: la conciencia moral objetiva, sumergida, absorbida en la personalidad. El Trabajo Consciente Voluntario y el Sufrimiento Intencional desentierran la conciencia moral sepultada.

La conciencia moral objetiva es la función de un ser normal; es el representante de Dios en la esencia. Tan profundamente enterrada que permanece relativamente indestructible.

El "puente" en las religiones antiguas significaba el Camino, el Camino del Buda, el Camino de Jesús. "Yo" soy el camino, no quería decir Él mismo, sino aquello a lo que realmente se le puede llamar "Yo".

Hay un "Yo", un alma en potencia. Si podemos decir "Yo tengo un cuerpo" con la misma simplicidad con que decimos "Yo tengo un auto", podremos comenzar a darnos cuenta de que este cuerpo es una máquina transformadora que "Yo" puedo tener. "Yo" tengo una máquina para usar, no significa "Yo" soy una máquina. "Yo" tengo un cuerpo, un organismo mecánico cuya función es la de transformar substancias y energías.

La religión es el estudio y la práctica de la perfección, y se resume en el texto: "Sed perfectos, como lo es vuestro Padre que está en los cielos".

La religión es un medio para expandir el ser, para ampliar la conciencia. Las religiones pueden limitar la expansión a un solo centro.

Orar es deseo en tres centros, más esfuerzo en tres centros.

Dios es bueno, y Él quiere que se realicen los seres del universo de modo que ellos también puedan gozar de la bienaventuranza y llegar a ser Hijos -que puedan entrar en la psicología del Ser que creó el Mundo.

Dios ha compartido Su sufrimiento con nosotros para que también podamos compartir Su creación. El deseo de vivir de Dios es compartido por todos los seres.

Dios tiene un propósito y es función de los seres normales tratar de comprender ese propósito.

Llegar a ser conscientes de nosotros mismos en nuestra parte más elevada es llegar a ser parte de Dios. Dios es la psique del universo.

En nosotros la psique es el campo de actividad más la forma del campo. Dentro del campo hay tres centros: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

La consciencia es un fenómeno eléctrico que surge de un estado de ser que podemos sentir.

Salvo que podamos "recordarnos" somos completamente mecánicos. La auto-observación sólo es posible a través del recuerdo de uno mismo. Estos son los primeros pasos en la consciencia de sí.

Fe, Esperanza y Amor Conscientes son brotes de la esencia. Fe es confianza, no mera creencia. Esperanza es esfuerzo, no deseo; esfuerzo de que sea así, no simple deseo de que pueda ser así.

La creencia es un lujo; sólo aquellos que tienen conocimiento real tienen derecho a creer; de otro modo, la creencia es sólo una opinión plausible.

El Trabajo Consciente Voluntario es aquello que se hace contra la inercia y lo mecánico del organismo; no por lucro o provecho personal, ejercicio, salud, deporte, placer o ciencia; no por resentimiento, o por gusto o disgusto.

Con el Trabajo Consciente, la individualidad toma el lugar de la personalidad. La individualidad crece de la esencia.

La Encarnación es el habitar consciente del propio cuerpo; la reencarnación no puede ocurrir antes de la encarnación.

Podrás aprender a saber cuándo estás haciendo un esfuerzo conscientemente por la experiencia de los esfuerzos físicos, sobreponiéndote a la inercia interior como si estuvieras empujando contra un yugo.

La individualidad es la consciencia de la Voluntad.

El universo es el cuerpo de Dios. Es la fuerza neutralizante del Sol Absoluto; la
manifestación de la lucha entre las fuerzas positivas y negativas de Dios.

Los planetas son seres inmensos y tienen relaciones entre sí, como la gente. Tienen sus gustos y disgustos, sus tensiones; sienten simpatías o antipatías mutuas.

El tiempo es un perpetuo perecer. Es el enemigo de Dios.

El tiempo es lo más importante después de la consciencia. El flujo del tiempo a través de nosotros nos da la oportunidad de extraer lo que podamos. El tiempo es una corriente triple que fluye a través de nuestros tres centros (intelectual, emocional, instintivo-motriz). Pescamos en la incesante corriente del tiempo: lo que capturamos es nuestro, pero el resto desaparece. El tiempo no espera a que capturemos todo lo que hay en la corriente, pero si capturamos lo suficiente tendremos lo suficiente para formar los cuerpos superiores, y así llegar a permanecer.

El tiempo es la suma de nuestras experiencias potenciales, la totalidad de nuestras experiencias posibles. Vivimos nuestras experiencias en forma sucesiva: ésta es la primera dimensión del tiempo.

Ser capaz de vivir experiencias simultáneamente es añadir otra dimensión, la segunda, al tiempo. El tener consciencia de esta simultaneidad llamamos tiempo sólido, o tercera dimensión del tiempo.

Justo en el momento del tiempo en que podamos decir: “Lo que me está ocurriendo", estaremos a salvo.

Gurdjieff dice: "El tiempo es el Subjetivo Único".

Conocernos a nosotros mismos es conocer al universo.

Hablando del conocimiento de sí, se dice en los evangelios no canónicos: “El reino de Dios está dentro de vosotros. Tratad, pues, de conoceros y sabréis que sois la ciudad y que estáis en la ciudad." “Seguidme y me perderéis; seguíos y encontraréis no sólo a vosotros mismos sino también a mí."

Descubrid el “rasgo principal", venga de donde venga. No os identifiquéis con él y no os molestará más.

La observación de los demás está coloreada por nuestra incapacidad de observarnos a nosotros mismos imparcialmente. Nunca podremos ser imparciales en nada hasta que podamos ser imparciales respecto de nuestro propio organismo.

Nos interesamos primeramente en nosotros mismos como juzgadores; el objeto de estudio correcto de cada individuo es él mismo. Sólo quien haya intentado juzgarse a sí mismo, puede tener una idea de cómo poder juzgar a otro. Un aforismo en la Sala de Estudios del Prieuré dice: "Juzga a los demás a través de ti mismo y rara vez te equivocarás".

El arte objetivo produce un estado de no-identificación. Trata del desarrollo interior. Buscad el arte, buscad la razón.

Los verdaderos artistas son las antenas de la naturaleza; son las sombras que proyecta la naturaleza por venir. El bohemio es el típico artista subjetivo, expresándose a sí mismo.

Es posible tener emociones estéticas y estar desprovisto de emociones humanas.

No hay tal cosa como una obra de arte inmortal. Hay un solo arte: el más grande de todos, el arte de hacer de uno mismo un ser humano completo.

La esencia es un residuo químico del sol y de los planetas del sistema solar que entra en los seres de la tierra en el momento de la concepción. En el hombre esto afecta la región del plexo solar. Es diferente de cualquiera de las substancias químicas que se encuentran en este planeta, y liga el hombre al cosmos. Así como las substancias químicas del cuerpo físico regresan a este planeta después de la muerte, también las substancias químicas de la esencia regresan a sus fuentes.

La verdad ante Dios es la esencia; la "verdad" ante el hombre es la personalidad.

La Voluntad es sólo aquello que es auto-iniciado, no obligado, no deseado por el organismo. Un esfuerzo para lograr un querer del "Yo", no un querer del "ello".

Remordimiento: dolor por no haber actuado de acuerdo con la conciencia moral objetiva.

La conmiseración es divina; la conmiseración de sí, diabólica.

La redención es la actualización final de las potencialidades: el "ser lo que debemos ser".

El sufrimiento voluntario, o intencional, es el precio de la inmortalidad.

La duda honrada es un juicio en suspenso.

El sentido común sazonado y experimentado es sabiduría; y la sabiduría en su madurez es belleza.

Cólera y odio son emociones negativas sólo cuando están mal dirigidas. No temáis nunca odiar a lo odioso.

El sentido del humor es una forma de intuición. La intuición con certeza es buen juicio.

El egoísmo es medir a los otros por nuestros gustos y disgustos; no por sus necesidades, sino por nuestras preferencias.

La vanidad es aquello por lo que estamos dispuestos a sacrificar casi cualquier cosa con tal de no herirla.

Orgullo: ignorante presunción de que las cualidades y el buen estado del organismo se deben al mérito.

Superstición: actitud emocional hacia una mentira.

Agudeza verbal: una clase de exhibicionismo sexual.

La persona feliz es la que se esfuerza por actualizar sus potencialidades.

Hay poca diferencia entre las experiencias de diferentes personas; la diferencia consiste en lo que hacen con ellas. En nuestro primer alimento, la comida, lo importante no es tanto la cantidad y la calidad cuanto la digestión. Las experiencias son otra clase de alimento; desde este punto de vista, no importa tanto lo que sucede cuanto la manera en que tomamos las experiencias.

La vida debe ser una superación voluntaria de dificultades, las que nos ocurren y las que creamos voluntariamente; de otra manera, es sólo un juego de azar.

Siente con el cerebro, piensa con el corazón, actúa en forma práctica.

Formula no sólo tus pensamientos sino también tus sentimientos.

Tienes una protección completa a tu alcance: el silencio.

Los ejercicios psicológicos tienen el propósito de obtener libertad de movimiento para los cuerpos astral y mental. Comenzad por enseñarles a gatear.

Debe haber algo para explicar por qué todos somos tan tontos; por qué no somos conscientes de nosotros mismos; por qué nos tratamos con tanto cuidado. Hay algo: es Kundabuffer.

El reconocimiento de la ignorancia es el comienzo de la sabiduría.

Hay más alegría en el Cielo por un hombre perfeccionado que por noventa y nueve ángeles naturalmente evolucionados.

El último grado de la enseñanza esotérica es el simple sentido común.

Extractado y seleccionado por Alfredo Marinelli para el blog: "Gurdjieff y Ouspensky - Estudio e Investigación". 
Fuente de información: “Del Amor y otros Ensayos” A. R. Orage.

AFORISMOS DE G. I. GURDJIEFF

Gurdjieff tenía la capacidad de expresar con énfasis sus dichos y frases, el eco de sus palabras seguía resonando durante mucho tiempo en la mente de los oyentes. Sus máximas no adoptaban usualmente la forma de aforismos pulidos, pues, aunque conocía muchas lenguas diferentes, no dominaba ninguna de ellas, y estaba siempre preparado para divertirse a costa de lo que calificaba de "lenguaje literario de bon ton". Muchísima de la fuerza que tenían las máximas de Gurdjieff, les era impartida por el hombre que las pronunciaba, y esta fuerza está ausente en la palabra escrita.                 

                                                                    Kenneth Walker


Los siguientes aforismos de Gurdjieff fueron utilizados en el Study House (Casa de Estudios) del Chateau du Prieuré en Fontainebleau, en donde Gurdjieff fundó su Instituto para el Desarrollo Armónico del Hombre.

El Study House fue un lugar con características muy particulares, C. S. Nott en su libro “Diario de un alumno” lo describe de la siguiente manera:
 
El Study House había sido construido por los alumnos con materiales de un hangar en desuso. Tenía la forma de un "tekke" derviche. Las paredes y el suelo eran de tierra. Dentro, sobre la entrada, había una pequeña galería con un asiento, y colgada alrededor de la galería había una colección de instrumentos de cuerda y tambores del Cercano y el Lejano Oriente. En las paredes había varios diplomas o certificados en caracteres orientales, que le habían sido otorgados a Gurdjieff en diferentes ocasiones. El piso del Study House estaba cubierto de alfombras de Persia, Afganistán y otros países orientales y también había tapices colgados de las paredes. Dentro y a la derecha de la entrada había un estrado con colgaduras, el asiento del propio Gurdjieff. A lo largo de las paredes del Study House había asientos elevados para los espectadores, separados del espacio abierto por una valla de madera pintada. Al fondo había una plataforma elevada de tierra cubierta con linóleo para los Movimientos y delante, una pequeña fuente. Las ventanas tenían vitrales y estaban pintadas con una agradable armonía de colores. También había, distribuidos en las paredes, en una escritura parecida al persa o turco, aforismos o proverbios. La atmósfera era la de un lugar sagrado, debido en parte al efecto de la combinación de colores sobre los sentidos y los sentimientos.

Los aforismos estaban escritos con caracteres especiales de lectura vertical. Tcheslaw Tchekhovitch en “Gurdjieff a Master in Life” comenta lo siguiente:

Un día, Gyorgi Ivanovitch nos mostró un alfabeto fonético cuyas letras estaban inspiradas en la escritura persa. Esas letras habían sido concebidas y dibujadas por Alexandre de Salzmann y se las podía usar en cualquier idioma. Con este alfabeto, de Salzmann escribió en caligrafía en las paredes del Study House los aforismos del señor Gurdjieff. Pasábamos mucho tiempo descifrando las inscripciones y ponderando cómo podían iluminar nuestra vida cotidiana y nuestras relaciones mutuas.

Un ejemplo de estos caracteres especiales se encuentra en el libro “Gurdjieff, Making a New World” de J.G. Bennett. Lamentablemente en la traducción al español de editorial Sirio (Gurdjieff: “Haciendo un nuevo mundo”), obviaron los gráficos y fotos que se encuentran en la edición inglesa.
 
El gráfico siguiente corresponde al aforismo Nº5 de la lista.

Caracteres especiales del aforismo Nº 5 en el Study House

Su transliteración al idioma inglés es:
 

Always remember that you came here having already understood the necessity of contending with yourself only with yourself and therefore thank everyone who affords such opportunities.
               Alfredo Marinelli


AFORISMOS DE G. I. GURDJIEFF
en el Study House

1. Gusten de lo que "ello" no gusta,

2. El más alto logro para el hombre es el ser capaz de hacer.

3. Cuanto más difíciles son las condiciones de vida, mayor es la posibilidad de trabajo, siempre que se trabaje conscientemente.

4. Recuérdese a sí mismo, siempre y en todas partes.

5. Recuerde siempre que usted ha venido acá habiendo ya comprendido la necesidad de luchar contra sí mismo: únicamente contra sí mismo. Por lo tanto, agradezca a quienquiera le dé la oportunidad.

6. Aquí sólo podemos dirigir y crear condiciones, mas no ayudar.

7. Sepan que esta casa sólo puede ser útil a los que han reconocido su nulidad y creen en la posibilidad de cambiar.

8. Si sabes que es erróneo y lo haces, cometes un pecado que es difícil de redimir.

9. El mejor medio para ser feliz en esta vida es la capacidad de considerar externamente siempre, interiormente nunca.

10. No amen el arte con sus sentimientos.

11. Un verdadero signo del hombre bueno es que ama a su padre y a su madre.

12. Juzgue a los otros como a sí mismo y rara vez se equivocará.

13. Ayude solamente a aquel que lucha por no estar ocioso.

14. Respete todas las religiones.

15. Yo amo a quien ama trabajar.

16. Sólo podemos esforzamos por llegar a ser capaces de ser cristianos.

17. No juzgue a nadie de acuerdo con lo que de él te cuentan.

18. Tenga en cuenta lo que la gente piensa de usted y no lo que dice.

19. Tome la comprensión del Oriente y el conocimiento del Occidente, luego busque.

20. Sólo aquel que puede cuidar lo que pertenece a otros, puede tener lo propio.

21. Sólo el sufrimiento consciente tiene valor.

22. Es preferible ser transitoriamente egoísta, que no ser nunca justo.

23. Practique primero el amor sobre los animales; ellos reaccionan mejor y más sensiblemente que los hombres.

24. Al enseñar a otros, usted mismo aprenderá.

25. Recuerda que aquí el trabajo no se hace por el trabajo mismo, sino como un medio.

26. Sólo puede ser justo quien es capaz de ponerse en el lugar de otros.

27. Si por naturaleza no tiene usted una mente crítica, su presencia aquí es inútil.

28. Quien se haya liberado de la enfermedad del "mañana" tiene la posibilidad de obtener lo que aquí vino a buscar.

29. Bendito es aquel que tiene un alma.
      Bendito es aquel que no tiene ninguna.
      Llanto y pena para aquel que la tiene en embrión.

30. El hombre queda renovado no por la cantidad, sino por la calidad del sueño.

31. Duerma poco sin compunción.

32. La energía gastada en un trabajo interior activo se transforma al instante en una nueva reserva; la gastada en trabajo pasivo se pierde para siempre.

33. Uno de los mejores medios para despertar el deseo de trabajar sobre sí mismo es el darse cuenta de que usted puede morir en cualquier momento. Pero primero debe aprender cómo tenerlo presente.

34. El amor consciente provoca lo mismo en respuesta.
      El amor emocional provoca lo opuesto.
      El amor físico depende del tipo y de la polaridad. 

35. La fe de la conciencia es libertad.
      La fe del sentimiento es esclavitud.
      La fe del cuerpo es estupidez.

36. La esperanza de la conciencia es fuerza.
      La esperanza del sentimiento es cobardía.
      La esperanza del cuerpo es enfermedad.

37. Al hombre se le da una cantidad limitada de experiencias: si es económico con ellas, se le alargará la vida.

38. Aquí no hay rusos ni ingleses, ni judíos ni cristianos; no hay sino personas que persiguen una misma meta: devenir capaces de ser.


SELECCIÓN DE FRASES Y AFORISMOS DE G. I. GURDJIEFF

El hombre debería ser, sin duda, la cima de la Creación, puesto que está formado y posee todas las posibilidades para adquirir todos los datos exactamente similares a los datos del Materializador de Todo Cuanto Existe en la Totalidad del Universo.

Cuando uno considera que el ser del Creador depende del crecimiento y desarrollo del ser de sus criaturas, uno se da cuenta de que Él no puede ser contrario a ningún esfuerzo que hagamos hacia una expansión del ser. Un estado de ser es dinámico, se mueve hacia una realización de sí mismo.

Un hombre notable es aquel que se distingue de los que lo rodean por los recursos de su espíritu y porque sabe contener las manifestaciones provenientes de su naturaleza, mostrándose al mismo tiempo justo e indulgente hacia las debilidades de los demás. 

Hay una sola clase de magia y es “hacer”.

Toda energía que se gasta en trabajo consciente es una inversión: la que se gasta mecánicamente se pierde para siempre.

Debemos destruir nuestros topes. Los niños no tienen: de modo que debemos transformarnos en niños pequeños.

Atraemos fuerzas de acuerdo con nuestro ser.

La humanidad es la punta de los nervios de la tierra, a través de los cuales se reciben las vibraciones planetarias para su transmisión.

Todo lo que hay en el universo tiene su lugar en una escala.

Ninguna energía se pierde jamás en el esquema cósmico.

Una vigésima parte de nuestra energía va a los centros emocional e instintivo.

La auto-recordación es una lámpara que debe ser mantenida encendida por la energía de esos dos centros. Nuestro centro pensante no es realmente un centro, sino un aparato para juntar impresiones.

Es necesario tener una atención verdadera, generalmente confundimos atención con tensión. La correcta observación de sí es posible después de haber adquirido suficiente atención.

Mientras un hombre no se separe a sí mismo de sí mismo, no puede alcanzar nada, y nadie puede ayudarlo. 

Vivimos en el pasado y este está muerto. Si vivimos como hemos vivido hasta ahora, el futuro será como el pasado. Trabajen sobre sí mismos, cambien algo de sí mismos en el presente, entonces el futuro quizás será diferente.

Hay emociones que expanden el ser y otras que lo contraen. Es un asunto de cantidad de vibraciones. Vivificar las ideas y las emociones produce grandes cantidades de vibraciones.

No podemos comprender la razón objetiva a la luz de la razón subjetiva. La razón objetiva significa terminar con la subjetividad y tener una experiencia totalmente diferente.

El aparato formatorio se parece a una dactilógrafa a sueldo que trabaja para una firma y dispone de una cantidad de respuestas estereotipadas para las expresiones externas. Envía respuestas impresas a otros centros que son los directores de la firma, y que se sienten extraños entre sí. Con frecuencia se envían respuestas equivocadas, pues la dactilógrafa está dormida o es haragana.

En el sueño profundo todas las comunicaciones entre los centros están cerradas.

Nuestro sueño es malo, porque no anulamos líneas de comunicación.

Tenemos ángeles buenos y malos. Los ángeles buenos trabajan por la vía de nuestra naturaleza activa, voluntaria; y los malos por nuestra naturaleza pasiva.

El señor Amor Propio y la señora Vanidad son los dos agentes principales del diablo.

No se sienta afectado por las cosas externas. Por sí mismas son inofensivas; somos nosotros los que les permitimos que nos hagan daño.

No sea demasiado curioso ni pierda tiempo en cosas que atraen su atención, el tiempo es precioso y no debería gastarse en cosas que no tienen relación directa con su meta.

Nunca llegamos al límite de nuestra fuerza.

Si hacemos lo que nos gusta hacer, somos recompensados de inmediato por el placer de hacerlo. Si hacemos lo que no nos gusta hacer, la recompensa habrá de venir más tarde. Es una ley matemática, y toda vida es matemática.

El hombre es un símbolo de las leyes de la creación: hay en él evolución, involución, lucha, progreso y retrogresión, lucha entre positivo y negativo, activo y pasivo, sí y no, bien y mal.

Nada en el mundo permanece en el mismo lugar o sigue siendo lo que originalmente fue; todo se mueve, sube o desciende, evoluciona o involuciona.

El signo de un hombre perfeccionado es poder desempeñar a la perfección externamente, el papel necesario correspondiente a la situación dada; pero al mismo tiempo nunca debe involucrarse o identificarse con ello.

Los hombres tienen más altamente desarrolladas sus mentes, y las mujeres sus sentimientos. Cada uno de por sí no puede ser nada. Piense lo que siente y sienta lo que piensa. La fusión entre los dos produce otra fuerza.

Para algunas personas la religión es útil, pero para otras, solamente un policía.

Somos ovejas a las que se nos mantiene para que proveamos de lana a nuestros amos, quienes nos alimentan y nos mantienen esclavos de la ilusión. Pero tenemos oportunidad de escapar y nuestros amos están ansiosos de ayudarnos, pero nos gusta ser ovejas. Es cómodo.

Aquel que puede amar puede ser, quien puede ser, puede hacer: quien puede hacer, es.

La sinceridad es la clave del conocimiento de sí mismo, y ser sincero con uno mismo acarrea gran sufrimiento.

El sueño es muy cómodo, pero despertar es muy amargo.

La voluntad libre es la función del Maestro dentro de nosotros. Nuestra "voluntad" es la supremacía de un deseo sobre otro.

El arte oriental tiene una base matemática. Es una escritura que tiene un contenido interno y otro externo. En Persia hay una habitación en un monasterio que lo hace llorar a uno, debido a las combinaciones matemáticas de diferentes partes de su arquitectura. El arte verdadero es conocimiento y no talento.

Un hombre ordinario no tiene "Maestro". Está gobernado, ora por la mente, ora por los sentimientos, y luego por el cuerpo. A menudo el orden proviene del aparato formatorio, y con más frecuencia aún recibe órdenes del centro sexual. La verdadera voluntad puede solamente aparecer cuando un "Yo" gobierna, cuando hay un dueño en la casa.

La moralidad es un palo con dos extremos; puede ser vuelto de un lado o del otro.

Desde los tiempos en que el hombre empezó a vivir sobre la tierra, desde la época de Adán en adelante, empezó a formarse dentro de él, con la ayuda de Dios, de la Naturaleza, y de todo lo que lo rodea, un órgano cuya función es la conciencia. Todos los hombres tienen este órgano, y quienquiera que sea guiado por él, vive automáticamente de acuerdo con los mandatos de Dios. Si nuestras conciencias estuvieran limpias y no enterradas, no habría necesidad de hablar de moralidad, pues consciente o inconscientemente, todos se comportarían de acuerdo con los mandamientos de Dios. Desgraciadamente, la conciencia está cubierta por una especie de corteza, que sólo puede ser atravesada por un sufrimiento intenso: después habla la conciencia. Pero luego de un tiempo el hombre se aplaca, y una vez más el órgano queda cubierto y enterrado.

Mejor que se olvide de la moralidad. Las conversaciones sobre moralidad son simplemente charla vacía. Su aspiración es la moralidad interior.

La moralidad exterior es diferente en todas partes.

Uno debiera comprender, y establecer como regla firme, que no hay que prestar atención a las opiniones de los demás. Uno tiene que estar libre de la gente que lo rodea, y cuando sea libre por dentro, estará libre de ellos.

Es necesario trabajar sobre sí mismo, aprender a no tener prejuicios, ordenar y observar cada situación como si uno fuese otra persona, solo entonces uno puede ser justo. 

Solo cuando uno puede ser realmente imparcial con uno mismo, será capaz de ser imparcial con los demás. La acción imparcial es la base de la libertad interior, el primer paso hacia el libre albedrío.

Dentro de nosotros hay un solo lugar, donde una experiencia puede ocurrir. Si está ocupado por una emoción negativa, no hay lugar para que una experiencia positiva tenga lugar.

Estar justo en el momento de la acción, es cien veces más valioso que ser justo después.

Para obtener algo verdadero, es necesaria una larga práctica. Trate de realizar primero cosas chicas.

Hay dos clases de "hacer": hacer automático, y hacer lo que uno "quiere". Tome una cosa chica que usted "quiera" hacer y no pueda, y haga de ella su Dios. No deje que nada interfiera. Si usted "quiere", puede. Sin desear, nunca "podrá". El "deseo" es la cosa más poderosa del mundo.

Aguantar las manifestaciones de otros es una gran cosa. La última cosa para un hombre.

Si frente a la dificultad con el otro, tengo presente que el otro morirá, surgirá en ustedes piedad y compasión y finalmente lo amarán.

En el río de la vida el sufrimiento no es intencional. En la vida consciente el sufrimiento es intencional, y tiene gran valor.

Para poder amar, uno tiene que olvidar primero todo lo que sabe sobre el amor, Haga de eso su aspiración, y busque quién lo dirija. Tal como somos, no podemos de ninguna manera amar.

Hasta que un hombre no se despoje de sus coberturas, no podrá ver.

* * *

Extractado y seleccionado por Alfredo Marinelli para el blog: "Gurdjieff y Ouspensky - Estudio e Investigación". Fuente de información: “Perspectivas desde el Mundo Real” de G. I. Gurdjieff, “Enseñanza y Sistema de Gurdjieff” de Kenneth Walker, “Gurdjieff: Making a New World” de J.G. Bennett.