Comentario por
Alfredo Marinelli
Conocimiento, Comprensión y Sabiduría son atributos distintos. Vivimos en una época de sobrecarga informativa donde la cantidad de conocimiento generado diariamente es inmensa; se estima que el volumen de conocimiento humano se duplica aproximadamente cada 12 horas. El crecimiento exponencial abarca tanto la información explícita (hechos, conceptos y métodos) como la información tácita (habilidades y experiencias adquiridas en la vida cotidiana). A pesar de la vasta disponibilidad en la era digital, nuestro cerebro solo puede almacenar una fracción minúscula de este conocimiento total.
Si bien
adquirimos una gran variedad de información, es escasa la que se orienta al
conocimiento de uno mismo. Además, no podemos convertir esta masa de
información en sabiduría porque se ve obstaculizada por un nivel de conciencia
insuficiente, el cual debe ser elevado.
El Trabajo implica
la adquisición de un tipo especial de conocimiento. Para que este conocimiento pueda
ser comprendido y luego convertido en sabiduría debe ser “digerido”. Esta
digestión no puede lograrse mediante los patrones ordinarios de pensamiento;
requiere que aprendamos a pensar de manera holística.
El pensamiento holístico es una perspectiva que concibe la realidad como un todo integrado, donde las partes están interconectadas y su valor está intrínsecamente ligado a su contexto. Este enfoque se contrapone al pensamiento analítico, que estudia las partes de forma aislada. Dominar el pensamiento holístico es un desafío, ya que implica la capacidad de conceptualizar sistemas completos y visualizar las conexiones entre los "holones" en diferentes niveles. Todos estos niveles interactúan y deben ser considerados simultáneamente.
Este tipo de pensamiento es, en gran medida, no verbal. Se expresa a través de símbolos y metáforas en movimiento. El uso de palabras se minimiza, y las ideas claves que no pueden representarse mediante diagramas se formulan en aforismos: frases breves que condensan la máxima cantidad de información en la menor cantidad de palabras.
Los aforismos del
Trabajo actúan como principios rectores. Al aplicarse en la vida cotidiana,
representan distintos aspectos del estado del hombre despierto, es decir, aquel
que ha accedido al Tercer Estado de Conciencia y ha trascendido la condición de
"identificación".
La identificación es un estado condicional en el que el individuo se pierde
en cualquier cosa que esté haciendo, sintiendo o pensando. En este estado la persona es
considerada, no como el hombre
real, sino como una máquina, sin unidad interior y sin voluntad real. Es accionado
y manipulado por fuerzas externas, igual que un títere es movido por el
titiritero.
Si bien en las
etapas iniciales del Trabajo el entendimiento intelectual y la memorización son
importantes, es cuando se comprenden que su eficacia trasciende, para iluminar
nuestro proceso existencial. En la comprensión se manifiesta todo este
conocimiento en un “instante” sin depender del tiempo, que es generalmente
utilizado por el centro intelectual.
Para aclarar este punto, si se carece de comprensión, se deberá recurrir a la memoria para acceder y reflexionar sobre el cúmulo de datos e información almacenada. Este proceso exige una cantidad de tiempo que a menudo resulta excesiva para la vivencia existencial inmediata.
En cambio, si se ha comprendido, no es necesario ni pensar ni memorizar; la persona simplemente "sabe". Este estado, cercano a la consciencia de sí mismo, permite que todo el conocimiento esté presente en el ahora, amalgamado en la coherencia de una memoria viva. No es necesario ningún tipo de esfuerzo, ya que toda la vida fluye en armonía con el proceso interno y viceversa, es el punto en el que la comprensión se manifiesta en sabiduría, ya que “milagrosamente” tenemos la capacidad de hacer.
Robert S.de Ropp, en una entrevista, comenta que los métodos para entrar en el Tercer Estado de Consciencia (o Consciencia de sí mismo) no son complicados. Existen cuatro principios que lo posibilitan, y que pueden expresarse de manera sencilla.
1.- Detener los pensamientos. Estar completamente en el Ahora y Aquí.
2.- Aprender a convertir los venenos en miel, lo cual se relaciona con la transformación de las emociones negativas.
3.- Sustituir los sucesos accidentales por el hacer intencional.
4.- No hacer nada innecesario o evitar el karma innecesario.
Reitera que cualquier persona que pueda aplicar estos principios de manera realmente consistente, tarde o temprano tendrá acceso al Tercer Estado de Consciencia, con vislumbres ocasionales del Cuarto Estado de Consciencia.
Los siguientes aforismos también cumplen este propósito. En principio debemos considerarlos particularmente, luego en su práctica, iremos comprendiendo su interconexión e interacción para visualizar su integridad total.
1.- Defina su meta o su propósito de vida.
2.- Conserve y concentre el «chi».
Su vida depende de ello.
3.- Aprenda cómo convertir su conocimiento en sabiduría.
4.- Detenga los sueños; esté aquí y
ahora.
5.- Respire conscientemente.
6.- Controle el Caballo, cuide del
Carruaje, despierte al Cochero, y descubra al Amo.
7.- Substituya los sucesos
accidentales con el Hacer Intencional.
8.- Haga sólo lo que es
necesario.
9.-Mantenga un vigilante en las
puertas de las impresiones.
10.-En las actividades aprenda a ver
el juego de las tres fuerzas.
11.- No crea en nada; verifíquelo todo.
12.- Distinga entre la voluntad
superior y las voluntades inferiores.
13.- La fuerza ejercida da más fuerza;
las debilidades indulgentes darán muchas más grandes debilidades.
14.- Sepárese de todas las manifestaciones de su máquina.
15.- Distinga la cualidad de la esencia de aquella de la persona.
16.- Manténgase parado a la orilla
del río de la vida y mire su flujo.
Puede solicitar información adicional relacionada con estos aforismos al mail: gurdjieffyouspenskyestudios@gmail.com.
Extractado y Compartido por Alfredo Marinelli. Blog de Difusión: "Gurdjieff y Ouspensky Estudio e Investigación".
Fuente de Información: “Self-Completion” Robert S. De Ropp, 1988.